Dramático adiós a víctimas de accidente

Los encargados de llevar a cabo el servicio religioso no podían ocultar su asombro, luego de ver el altar completamente ocupado por una familia

Juan González (izq.) padre de los menores fallecidos en el accidente, es acompañado por su hijo mayor Jonel, a la salida de la iglesia St. Raymond.

Juan González (izq.) padre de los menores fallecidos en el accidente, es acompañado por su hijo mayor Jonel, a la salida de la iglesia St. Raymond. Crédito: Humberto Arellano / EDLP

El Bronx.- Ni el sol pudo contener semejante dolor, ni siquiera los miembros de la iglesia, las monjas, los estudiantes.

Lo sucedido ayer en la Iglesia St. Raymond quedará marcado para siempre, al tener que hospedar los cuerpos de siete miembros de una misma familia y llevar a cabo una misa en su honor.

El de ayer fue un momento de total conmoción, luego que ingresaran uno a uno los cuerpos de Jacob Núñez, Ana Julia Martínez, María González, Jaslyn González, María Núñez, Naily Rosario y Marylyn Rosario. La pureza de los ataúdes se reflejaba en el mármol de los pisos, al tiempo que el coro interpretaba ‘En sus Alas’.

Los encargados de llevar a cabo el servicio religioso no podían ocultar su asombro, luego de ver el altar completamente ocupado por una familia, que sólo inspiraba amor para aquellos que los conocieron. Ya para ese entonces la situación se había tornado incontrolable para el pequeño grupo de monaguillos que no pudieron contener sus lágrimas.

Luego vino una primera lectura del Salmo, en donde hablaba de la necesidad de mantenerse fuerte ante cualquier situación de desgracia. “Muchas veces hemos tenido pesadillas y aunque tratamos de despertar, la situación no lo permite y creemos que las familias González, Núñez y Rosario están viviendo una terrible pesadilla, pero ojalá el Dios les de consuelo y fuerza para salir adelante”, dijo Monseñor John Grahan, quien ofició la misa.

La bendición de cada uno de los siete cuerpos estuvo acompañada de fuertes cantos, incluyendo ‘Aleluya’ y un ‘Canto de Ofertorio’, así como el incienso.

Fue ahí en donde Monseñor Grahan volvió a recordar aquellos pasajes de la Biblia, en donde se menciona a Cristo como el redentor y el que acompaña a los desamparados en todo momento. “Estoy seguro de que estas familias van a necesitar de Dios para salir delante”.

Ya para ese entonces, el lugar se encontraba en su clímax, en donde tanto estudiantes, como padres de familia se tomaban la mano con el compañero de al lado, sin importar raza ni color. Todos pedían al unísono no sólo por las almas de aquellos que se habían marchado, sino también por aquellos que quedaban en la tierra.

“Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros y danos paz, danos paz”, rezaba una de las frases del programa.

Llegó un momento de relativa calma, el cual fue aprovechado por el líder religioso para invitar a los asistentes a compartir la hostia. Así, uno a uno esperó su turno para participar en tan importante momento, al tiempo que el coro entonaba varios temas.

De esta forma, los cuerpos comenzaron a desfilar a los autos para ser trasladados al cementerio St. Raymond, muy cerca del lugar, en tanto que los abuelos serían llevados al aeropuerto para su entierro en su natal Lomas de Cabreras en la provincia de Bajabón, en la República Dominicana.

A las afueras de la Iglesia, decenas de personas despedían con lágrimas a cada uno féretros.

Algunos otros no dudaban en lanzar gritos de justicia, por el simple hecho de no hacer nada para salvar la vida de las personas. Decenas de policías tuvieron que cerrar una porción de la Avenida Castle Hill para evitar accidentes.

“Yo no entiendo cómo es que las autoridades no pusieron barreras de contención en esa zona del (Bronx River) Parkway. Tuvieron que esperar esto para tomar acciones”, Dijo Carmen Díaz, mientras veía descender a los ataúdes. “Creo que ha sido un completo descuido de las autoridades, que no le dan el mantenimiento a las carreteras”.

Otras personas sin embargo, prefirieron expresar su pena por la familia en desgracia. “Yo no he podido dormir no he comido bien después de esto. La verdad es que toda la ciudad se encuentra dolida y van a tardar muchos días antes de que esto se olvide”, dijo Yolanda Echeverría.

En tanto que América Cruz calificó el accidente como el segundo más terrible en la historia de la ciudad.

“Creo que después del incendio en el Happy Land, esto es lo más terrible”, dijo Cruz con lágrimas en los ojos.

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