Programa de estudios necesita ser tratado mejor

Esperé con interés la proyección de “Precious Knowledge”, (Conocimiento valioso), un documental que saldrá al aire en las estaciones de PBS de todo el país a partir del 17 de mayo. Su material de preestreno prometía explicar la controversia en torno al programa de estudios mexicano-americanos del Distrito Escolar Unificado de Tucson. Finalmente, pensé, podré comprender verdaderamente de qué se trata todo este asunto.

El programa se suspendió en enero por violar una reciente ley de Arizona, que prohíbe que los estudiantes tomen cursos que promuevan el derrocamiento del gobierno estadounidense y resentimiento hacia una determinada raza o clase de personas.

Tenía la esperanza de que este documental -en que se habían filmado muchas clases típicas- me aclarara, finalmente, si el programa de estudios mexicano-americanos era positivo o negativo para los estudiantes.

Sobre la base de mis cuidadosas observaciones de las noticias provenientes de Arizona, era muy difícil determinar eso sin estar en ese estado. Los intentos del estado de encarar los problemas fronterizos y de inmigración ilegal de toda una década, han sido interpretados por habitantes del país que no viven en zonas fronterizas como flagrante racismo.

Además, he sido tanto observadora como estudiante en clases de “estudios étnicos” en los niveles secundario y universitario, y sé que se puede, de manera inapropiada, instigar a los estudiantes a creer que todos los blancos están contra las minorías y que el único recurso es sentirse victimizado y después rebelarse.

Entonces, ¿cómo era la cuestión? ¿Clausuró Arizona un programa que había mejorado las tasas de graduación e ingreso universitario de estudiantes hispanos, en su mayoría de bajos recursos, porque estaba los estaba radicalizando -o por un sesgo anti-hispano?

Lamentablemente, tras observar “Precious Knowledge”, aún no lo sé.

El film presenta maestros apasionados y estudiantes aduladores alabando el amor y el perdón en clases adornadas con afiches del Che Guevara. Y vimos a Tom Hornes, ex superintendente de Instrucción Pública del Departamento de Educación de Arizona, preocuparse porque no se les enseñaba a los estudiantes a juzgar a los demás por la calidad de su personalidad, en lugar del color de su piel.

Mientras los estudiantes describían cómo estas clases especializadas enriquecen sus atribuladas vidas, me pregunté qué pensarían los estudiantes no-hispanos sobre el programa y sobre sus pares. Y ¿cuán segregados están? ¿Toman cursos de educación general, comen sus almuerzos y van al gimnasio con el resto del cuerpo estudiantil? Pero esas respuestas no se encuentran en este documental.

Dado a conocer en mayo del año pasado, ocho meses antes de que el programa se clausurara a fin de evitar que el distrito perdiera más de 14 millones de dólares en asistencia del estado, el informe era definitivo: No había pruebas observables de que la instrucción promoviera resentimiento hacia una determinada raza o clase de personas. De hecho, se enseñaba a los estudiantes a ser tolerantes de las múltiples etnias y no estaban segregados de los cursos o actividades generales.

Sin embargo, vale la pena ver este documental que apela a nuestra fibra sensible.

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