Hispano pierde la vida al chocar su moto contra un autobús

William Guerrero muestra la foto de su amigo Raylin Heredia Castillo, fallecido en un accidente en una intersección de El Bronx.

William Guerrero muestra la foto de su amigo Raylin Heredia Castillo, fallecido en un accidente en una intersección de El Bronx. Crédito: EDLP

EL BRONX – La madre de un joven dominicano sólo pudo llorar cuando se le pidió sus declaraciones al enterarse que su hijo, Raylin Heredia Castillo, 23 años, había perdido la vida al chocar la motocicleta que conducía contra un autobús del Departamento de Prisiones en la esquina de la Avenida Oak Point con la Longfellow en El Bronx, la tarde del jueves.

“El tenía un taller de soldadura y pintura en Hunts Point y estaba reparando la moto de un amigo”, dijo William Guerrero encargado del Deli del mismo nombre en el edificio donde, hasta hace apenas un mes, Heredia vivió desde los ocho años con su madre y su hermano. Guerrero indicó que Heredia esperaba su primer hijo para el otoño, ya que su mujer está embarazada de cuatro meses.

En esta ocasión, al contrario que en el accidente de hace unos tres o cuatro años, Heredia no pudo escapar a su trágico destino. Según cuentan sus vecinos entonces él iba manejando un auto cuando tuvo otro accidente y el muchacho que iba con él, su mejor “pana” y esposo de su prima, falleció.

“Él se quedó bien afectado por mucho tiempo, muy triste”, dijo Ana Santiago, quien lo conocía desde que Heredia vino de Santo Domingo.

Los vecinos se deshicieron en elogiar ayer a la víctima. “Era un muchacho bueno, bien cariñoso. El día que se mudaron vino a despedirse, recuerda Santiago que se deshizo en lágrimas al saber la noticia.

“Siempre estaba saludando”, remató Fanny quien con su bebe en brazos no cesaba de acariciarlo.

“Era una persona bien agradable, tranquilo y amistoso, eso es lo que podemos decir de él”, dijo Grace una de las personas a las que entrevistamos en la peluquería Nena, justo enfrente del que durante tantos años fue el domicilio de Heredia.

“Era un muchacho bueno, no era un tigre de andar en la calle, no era imprudente”, afirmó Santiago.

Jerónimo Mejía a cargo de la elaboración de sándwiches en el Deli Guerrero le tenía como cliente casi a diario. “El no era jodón con los sándwiches. Generalmente pedía bacon, huevo y queso y ¡ya!”, recordó apenado.

La oficina del médico forense realizó la autopsia ayer en la mañana, pero al cierre de esta edición no se había dispuesto aún su traslado a la funeraria.

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