Reencuentro familiar 30 años después

Sobrevivieron a una masacre ocurrida durante la guerra civil que asoló a Guatemala.

Tranquilino Castañeda muestra fotos de su pueblo natal a su hijo Oscar  Ramírez y a sus nietas Nicole y Andrea el 29 de mayo en    Framingham, Massachussetts.

Tranquilino Castañeda muestra fotos de su pueblo natal a su hijo Oscar Ramírez y a sus nietas Nicole y Andrea el 29 de mayo en Framingham, Massachussetts. Crédito: AP / The Boston Globe, Dina Rudnick

NUEVA YORK – Tranquilino y su hijo Oscar se reencontraron 30 años después de que los militares guatemaltecos arrasaron con la aldea donde vivían. Hasta hace unos meses, uno no sabía de la existencia del otro.

“Yo no regresé a Dos Erres hasta que pasaron cinco años de la masacre”, dijo Tranquilino Castañeda. Recordó que los kaibiles, la tropa elite del ejército guatemalteco, llegó en la madrugada del 7 de diciembre de 1982 y mataron a los pobladores de la aldea. El campesino se encontraba a 500 kilómetros de distancia trabajando en la tierra de unos familiares.

Convencido de que toda su familia fue asesinada, Castañeda, de 72 años, se dedicó a vivir de la agricultura en un monte, lejos de Dos Erres. Nunca se casó de nuevo y se dio a la bebida.

No sabía que su hijo Oscar Alfredo Ramírez Castañeda, de entonces tres años, había sobrevivido a la masacre.

El lunes “tuve la oportunidad de verlo en persona. No es lo mismo que verlo a través de fotos o de la computadora”, dijo Castañeda el martes en una entrevista a The Associated Press. Como mucha de la población de etnia ladina en Guatemala, Tranquilino tiene los ojos claros. Su cara está curtida de trabajar en terruños. Es de pocas palabras.

El campesino y Oscar, de 33 años, se reunieron el lunes por la noche en Nueva York. Castañeda llegó de Guatemala y Ramírez desde la localidad de Framingham, en Massachusetts, donde vive con su mujer y sus cuatro hijos.

Ramírez, que llegó a Estados Unidos en 1998 y no tiene permiso de residencia, ha solicitado el asilo para poder continuar en el país norteamericano por miedo a que le hagan volver a Guatemala donde teme por su seguridad una vez se sepa quién es. “Imagínese, es muy peligroso volver para allá”.

El joven nunca sospechó nada de su verdadera historia hasta que en mayo de 2011 la fiscal guatemalteca Sara Romero, encargada de investigar el caso de Dos Erres, le llamó.

A partir de ahí, se le propuso hacer una prueba de ADN. El 8 de agosto de 2011 se confirmaron los resultados de que Tranquilino y Oscar eran padre e hijo.

Desde entonces, han mantenido el contacto por teléfono y videoconferencia hasta que el lunes se encontraron en persona.

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