Boricua pone sus versos en movimiento

La poeta de origen puertorriqueño Aracelis Girmay fue seleccionada para presentar un poema en los trenes y autobuses de la ciudad.

La poeta de origen puertorriqueño Aracelis Girmay fue seleccionada para presentar un poema en los trenes y autobuses de la ciudad. Crédito: Jesse Rogers / EDLP

En la ciudad que nunca duerme, Aracelis Girmay apuesta a que la poesía nos puede mantener alerta y alimentar el espíritu.

La poeta de ascendencia boricua fue elegida por la autoridad metropolitana de tránsito (MTA, sus siglas en inglés) para liderar el regreso del popular programa Poesía en Movimiento (Poetry in Motion) con su poema “Noche de lluvia, San Salvador”, que se expone en los vagones del metro y en los autobuses a lo largo de la ciudad.

Nos sentamos con esta latina con raíces globales – su padre es de origen etíope – para hablar de la poesía, la influencia de las dos culturas, y la importancia del arte en la educación pública.

Empecé a elaborar poesías antes de aprender a leer, aunque tal vez no me daba cuenta. Crecí con mi mamá tocando el bongo en una iglesia evangélica, y bailando salsa en la cocina de mi abuela y creo que en cierta forma la poesía, el baile, y la música comparten el mismo ritmo.

Soy puertorriqueña por la vía africana, y crecí en una comunidad mexicana de Los Ángeles. Desde que empecé la escuela me di cuenta de que era diferente a los demás, y tal vez por eso abracé a mis raíces puertorriqueñas. Tal vez sea distinta mi experiencia a la de la comunidad puertorriqueña de Nueva York, pero aun cuando estoy con la familia de mi papá siento fuertemente mi identidad boricua.

En los últimos años las escuelas públicas de Nueva York han sufridos cortes presupuestales, y se ha puesto un mayor énfasis en los exámenes estándarizados. Sin embargo, tenemos que trabajar diariamente para preservar la educación artística porque el desarrollo personal no se logra solamente en el aula. Podemos esforzarnos más para invitar a artistas locales a participar con nuestros estudiantes, por ejemplo.

No tengan miedo de hablar en todas las lenguas que conozcan. En la poesía no hay respuestas ni correctas ni equivocadas, y mientras más culturas conozcas, mejor conocerías a ti mismo.

Escribí ‘Noche de lluvia’ durante un viaje a El Salvador con poetas de Perú, México, Brasil, la República Dominicana, Francia, y China. Era octubre, y el cielo estaba de un azul resplandeciente. Una noche, empezó a llover, y la lluvia parecía hablar. Abrí la ventana para escucharla mejor, y en ese momento quería que todo mi cuerpo fuera una oreja. En ese momento nació el germen del poema, y creo que expresa la posibilidad de hablar, el uno con el otro, con la lluvia, y con la madre naturaleza, si no hubiera tiempo ni fronteras.

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