Pescando en el East River

Julio Derivet, nacido y criado en New Jersey, desde hace un año va tres o cuatro veces por semana a pescar al East River.

Julio Derivet, nacido y criado en New Jersey, desde hace un año va tres o cuatro veces por semana a pescar al East River. Crédito: Jimena Zuluaga / Especial para EDLP

Manhattan – En el verano, los parques de la ciudad son el lugar de encuentro de aficionados a toda clase de actividades. La pesca no es la excepción. En las más de 500 millas de costa que tiene la ciudad, los pescadores ya empiezan a disfrutar de la temporada.

El East River Park, en Manhattan, es uno de los lugares frecuentados por “pescadores urbanos”.

Julio Derivet, nacido y criado en New Jersey, de padres cubanos, vive en Masaryk Towers, en el Lower East Side, a pocos pasos del parque. Ha pescado durante años, antes lo hacía en el norte del estado, y desde hace un año va tres o cuatro veces por semana a pescar al East River. “Si puedo, vengo todos los días”, dice.

Hoy acaba de llegar y planea pescar el resto del día. Es el primer sábado de junio, un mediodía soleado y caluroso. Muchos neoyorquinos trotan o pasean en bicicleta y de vez en cuando se oye el ruido de los trenes cruzando el puente. Con Julio son siete los pescadores bajo el puente de Williamsburg. La mayoría pesca en silencio, mirando al agua.

Julio, como la mayoría de los pescadores aficionados que frecuentan este lugar, encuentra en la pesca el mejor pasatiempo. “Esto para mí es como una terapia”, dice otro de los pescadores. Algunos se comen los peces que sacan, otros los regresan al agua, se los regalan a sus compañeros, o los intercambian por carnada.

Ante la pregunta de qué tan sano puede ser comerse estos peces, Julio explica que el róbalo (striped bass), el pez que más se consigue durante el verano, es una especie migratoria que no habita permanentemente en las aguas del río, y por lo mismo, es seguro comerlo -aunque él no lo hace.

De acuerdo con los pescadores que frecuentan el parque, en el East River se consigue también lenguado (flounder), pargo (snapper), y bacalao (bluefish), entre otros.

Lograr o no pescar algo puede depender de muchos factores -explican los pescadores- como el nivel del agua, la temporada del año y la clase de carnada o anzuelo que se use. Sin embargo, para Julio el tipo de caña es lo que menos influye, pues se puede pescar incluso solo con un sedal o línea de pesca.

Esta temporada empezó bien para él: hace dos semanas batió su record personal al pescar un róbalo de 30 pulgadas, el más grande que ha sacado hasta ahora. Pero no siempre tiene suerte. Con su caña ha pescado desde botas y latas, hasta objetos más curiosos como un espejo, un manubrio de un carro y un abrigo de invierno.

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