La guerra de los seis días

En este mes de junio se cumplen 45 años del enfrentamiento entre Israel y los diversos países árabes que lo rodean, la “Guerra de los Seis Días”. Podríamos afirmar que fue el comienzo tanto del Israel fuerte y organizado que conocemos hoy como de la llamada Primavera Arabe que revoluciona los países árabes de la zona.

Todo comenzó como una lucha por la supervivencia, un nuevo enfrentamiento entre un David aparentemente débil y un Goliat fuerte y poderoso. El mapa de Medio Oriente cambió para siempre. Egipto, la potencia militar con sueños panárabes resultó un total fracaso. Nasser, el carismático líder que derrocara al rey Faruk de Egipto, vio frustradas sus ansias de poder y de arabización de toda el área. Irak, Yemen, Siria y Jordania habían decidido entrar en una campaña que se pintaba fácil: barrer del mapa el estado de Israel. La supremacía militar no sirvió para nada. Eran ejércitos mal entrenados, con cuadros de mando corruptos, sin ideales y burocratizados. Tan sólo el ejército jordano, formado por tropas educadas y bien entrenadas pudo resistir honrosamente al ejército israelí.

Siria e Irak estaban controlados por el partido del Renacimiento Arabe Socialista, el Baaz. Sadam Hussein y Hafez al-Assad, el padre del actual presidente, tomaron las riendas de estos países después de la guerra. Egipto, con Nasser al frente, trató de justificar la derrota sin gran credibilidad. El rey Hussein de Jordania fue el único líder que realmente estuvo a la altura de las circunstancias y supo combatir y dirigir su pueblo tanto en la guerra como en la paz.

No faltaron nuevos intentos de invasión a Israel, como la guerra del 73 y las diversas campañas orquestadas desde el Líbano que llevaría a las tropas israelíes a establecerse por años en territorio libanés.

Irak cayó bajo la dictadura de los Hussein llevando a la invasión de Kuwait y la intervención de Estados Unidos con los resultados de todos conocidos.

Egipto, al morir repentinamente Nasser de un ataque cardíaco, fue sustituido por Anwar el Sadat, quien firmara la paz con Israel costándole la vida. Fue asesinado por seguidores de los Hermanos Musulmanes. Hosni Mubarak tomó el poder. Militares sucediéndose como en una monarquía. Sangre, pobreza y dolor trajeron los generales egipcios.

Siria, gobernada largo tiempo por Hafez al-Assad, fue el más peligroso adversario de Israel, dando refugio en su territorio a grupos terroristas. No tubo reparo en masacrar a su pueblo en 1980 y 81 en Hama, Tadmor y el sitio de Alepo. A su muerte fue sucedido por su hijo Bashar al-Assad, quien, a pesar de ciertos intentos de democratización y apertura a occidente, ha convertido la Primavera Arabe siria en una auténtica guerra civil, provocando por un lado la huida desesperada de miles de sirios hacia Líbano y Turquía, por el otro las muertes indiscriminadas de la población civil.

Mucho ha cambiado en la zona desde el 67. Tan solo queda la paz y el respeto entre Jordania e Israel. Dos países que han dado gran importancia a la educación de sus pueblos.

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