Así es ella

Emma Thompson, actriz, productora y guionista ganadora del Oscar, habla de su rol de madre en 'Brave', el nuevo filme de Pixar

La reina Elinor (Emma Thompson), el rey Fergus, la princesa Mérida y sus hermanos trillizos en 'Brave'.

La reina Elinor (Emma Thompson), el rey Fergus, la princesa Mérida y sus hermanos trillizos en 'Brave'. Crédito: Disney / Pixar

A lo largo de 30 años, Emma Thompson ha ofrecido un recorrido por géneros, carreras y medios que resulta único, fascinante y ejemplar.

Además, quizás por su origen británico, probablemente por su indiscutible agudeza intelectual, sus opiniones políticas -de izquierdas-, religiosas -es atea- y sociales -ferviente defensora de los movimientos en favor de palestinos y en su lucha por detener genocidios en África-, la convierten en uno de esos casos inusuales de una estrella ganadora del Oscar -o mejor dicho, de dos- que piensa por sí misma y no se calla por temor a las reacciones a su alrededor o a lo que pueda o no afectar a su carrera.

Así es Emma Thompson.

Recibió las citadas estatuillas por su labor como actriz en Howards End y como guionista por Sense and Sensibility; y además se ha paseado por producciones tan destacadas, ya sea a nivel artístico o por su éxito en taquilla, como Much Ado About Nothing, The Remains of the Day, In the Name of the Father, Love Actually, la franquicia Nanny McPhee, que ella también ha escrito, y dos entregas de la saga Harry Potter, The Order of the Phoenix y The Deathly Hallows Part 2.

El viernes se la podrá escuchar en Brave, la nueva producción animada de los estudios Pixar (Finding Nemo, Cars, Up), donde da vida a la madre de Mérida, la protagonista.

Trailer de Brave

El filme es un poderoso relato acerca del desafío de ser madre, en el que Thompson aporta un indiscutible tono emotivo, decidido y encantador.

Vía telefónica desde Londres, la actriz, nacida en dicha ciudad hace 53 años -y cuyos primeros trabajos para televisión en los años 80 la asociaron con Hugh Laurie, la estrella de House?, inicia su conversación con ¡holaLA! en español, asegurando que “me gustaría [hablarlo] mucho, pero no puedo, no puedo”…

Para ella, colaborar con Pixar ha supuesto una experiencia inolvidable.

“Es una compañía extraordinaria”, expresó, citando algunos de sus filmes como “Toy Story o Wall-E, que es mi favorito. Poner su nombre en [una película] es sinónimo de tal calidad. Como en [Brave], donde solo [hay que ver] la calidad de la animación”.

“Pero para mí lo importante es la calidad de la historia”, prosiguió. “Trabajan tan duro en sus historias y se aseguran que no le falta nada al guión. Pasaron cinco años analizando la historia [de Brave] y buscando que todo funcionara. Estoy tan agradecida por ello porque ahora mismo, en el campo del guión, hay tanta vagancia creativa… No hay excusa para ello. Es simplemente vagancia. No se quiere hacer un buen trabajo. Y me vuelve loca”.

Y es en este momento cuando Emma Thompson inició un diálogo sobre el estado del cine en el siglo XXI que demostró su interés en lleva la entrevista mucho más allá de una mera promoción de Brave.

“Es complicado poner el dedo en la llaga” de por qué el cine está en tan mediocre estado, apuntó, reconociendo que “el público debería mantenerse alejado de ese cine. Pero también hay que hablar de la distribución, del hecho que muchas veces las audiencias no tienen acceso a películas de calidad porque lo único que se les muestra en el cine local son cintas que siguen una fórmula y que solo ofrecen un placer momentáneo”.

“No son películas que se adentran en tu alma y te levantan el espíritu, que dejan un impacto en ti, que te afectan. Eso, para mí, es una experiencia de verdad en el cine. Si yo voy a ver una película comercial, a veces hay una excusa para ellas: es divertido ver una película que es como una atracción. Pero el problema es que ahora el cine independiente no consigue distribución porque solo hay espacio para películas que cuestan 300 millones de dólares. Y estas tienen que seguir una fórmula comercial porque es la única forma de que [los estudios] recuperen el dinero. Es un momento difícil para el cine. Pero aún así, en los últimos años, hemos visto películas independientes excelentes. Pero, y hablo por experiencia, hacer ese cine es una lucha, una verdadera lucha”.

De regreso a Brave, la protagonista de Peter’s Friends y Dead Again -que rodó con quien fue su primer marido, el actor y director Kenneth Branagh-, recordó que su “única otra experiencia” en el género de la animación, “fue Treasure Planet”, una producción Disney que fracasó en su estreno a finales de los años 90. “Para mí Brave fue una nueva experiencia. Y muy curiosa, porque siempre estás tan sola [grabando tus diálogos] y tienes que imaginarte que estás en Escocia, rodeada de decorados que no existen…”.

“Exige mucho de ti, porque luego te marchas un año, haces otras películas, y tienes que regresar”, para seguir grabando más, relató. “Y pasa otro año y la siguen haciendo. Es extraordinario: estas películas tardan tanto en hacerse, porque [sus autores] son perfeccionistas”.

Como actriz, prestar la voz a un proyecto animado le ofrece “mucha libertad, porque [sus responsables] están muy dispuestos a dejarte jugar [con el personaje]. Lo que es muy divertido”, indicó.

El resultado, una vez en la pantalla, le deja espacio para disfrutar de su labor y distanciarse de su voz. Es así, bromeó, “porque es un dibujo… y piensas: ‘ojalá tuviera solo dos arrugas, con mis ojos así de grandes y mi cintura tan delgada…’ [risas]. Eso estaría muy bien…”.

Emma Thompson -casada desde 2003 con el también actor Greg Wise con quien tiene dos hijas, una biológica y otra adoptada- terminó su conversación regresando a un análisis de la industria cinematográfica, apuntando que, no importa dónde esté su carrera, nada le es regalado.

“A veces hay [proyectos] que son más fáciles. Me han pedido participar en una nueva versión [del musical] Annie, y lo haremos el año que viene. Y otras veces es más difícil. Escribí un guiónsobre [el crítico inglés de arte de la era victoria] John Ruskin y su esposa Effie Gray, que rodamos el año pasado, pero ha sido extremadamente difícil, especialmente la postproducción”, comentó. “Nunca hay una razón detrás de la cual es fácil o difícil. Es el gran misterio del cine. Y siempre lo será… a no ser que siempre hagas el mismo tipo de película, como siete Rambo seguidos… que yo aún no he hecho [risas]”.

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