Clemens enfrenta nuevo foro

Roger Clemens (segundo desde la izquierda) junto a su esposa e hijos en la rueda de prensa tras el veredicto.

Roger Clemens (segundo desde la izquierda) junto a su esposa e hijos en la rueda de prensa tras el veredicto. Crédito: AP / Alex Brandon

En la saga legal de Roger Clemens, lo más llamativo ha sido la interpretación de su desenlace. Clemens se anotó una victoria al ser absuelto en un juicio por perjurio, luego de ser acusado de mentirle al Congreso de Estados Unidos.

Si bien inocente de perjurio, Clemens no se ha librado de la sospecha de consumo de esteroides y otras sustancias para mejorar el rendimiento, el elemento que amenaza con descarrilar su candidatura al Salón de la Fama del béisbol.

Tampoco es un fallo que automáticamente desvirtúa el Informe Mitchell, la investigación que puso al descubierto uno de los más grandes fraudes en el deporte profesional de Estados Unidos, y en la que el nombre de Clemens asomó distintivamente entre los 89 identificados.

Y mucho menos se debe plantear que las ocho damas y cuatro caballeros del jurado acaban de certificar el ingreso de Clemens al Salón de la Fama.

El manejo del proceso por parte de los fiscales federales puede ser criticado a mansalva, que si fue un desperdicio de dinero, que si el caso se fundamentaba en el testimonio de un testigo con una cuestionable credibilidad, que realmente el gobierno llevaba las de perder en los de tribunales.

“Es que no podíamos creer que pusieron a su testigo, el traficante de drogas”, dijo Joyce Robinson-Paul, integrante del jurado al diario New York Daily News sobre Brian McNamee, el ex preparador físico de Clemens.

Todo eso es harina de otro costal.

En cuanto a Clemens y su inclusión en el Salón de la Fama, pues no ha cambiado nada.

Entrar a Cooperstown depende del criterio individual de los integrantes de la Asociación de Redactores de Béisbol Norteamérica, si bien esto no es del agrado de todos. El votante no está obligado a tomar en cuenta el desenlace del juicio.

Aparte de las estadísticas, el votante puede cobijarse en aspectos relacionados con la conducta del jugador. Los votantes se han aferrado en los últimos años a una cláusula sobre “integridad y carácter” para reiteradamente desairar las candidaturas de Mark McGwire, quien reconoció que se dopó, y Rafael Palmeiro, quien dio positivo.

Para ser exaltado al templo de los inmortales en Cooperstown, se precisa acumular como mínimo un 75% de apoyo. McGwire apenas ha rozado el 20% en las votaciones recientes, mientras que Palmeiro recibió un 12% en la del año pasado.

Con un récord de por vida de 354-184, 3.12 como promedio de carreras limpias admitidas, 4,672 ponches y una cifra sin precedentes de siete premios Cy Young, Clemens sería fijo para entrar el Salón de la Fama en el primer intento.

Pero la suerte que han corrido McGwire y Palmeiro no augura un resultado favorable para el “Cohete”.

Dentro de seis meses tendremos un auténtico referéndum sobre la “Era de los Esteroides”, cuando los nombres Clemens, Barry Bonds y Sammy Sosa aparecerán por primera vez en la papeleta de votaciones. Tres súper astros cuyas reputaciones se han visto manchadas de diversas formas por denuncias de trampa con sustancias para mejorar el rendimiento.

Pero quién sabe qué podrá pasar con el paso del tiempo. Son 15 los años en los que un jugador puede aparecer en la lista de candidatos si recibe por lo menos un 5% de respaldo en una votación. De repente, puede darse un vuelco drástico de la actual corriente de opinión.

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