Absueltas las bolas de Clemens

Los chavos hablan porque, fíjate, si yo hubiera tenido $150 millones, hubiera podido salvar mi credibilidad ante acusaciones de que los ponchazos, bolazos, bombazos, jonronazos que metiera durante mis 22 años en las ligas mayores de béisbol, fueron logrados gracias a hormonas de crecimiento y esteroides.

A los 40 años, Roger Clemens picheaba como si estuviera en sus 20s. Los que ya hemos pasado de los 40, sabemos que el cuerpo y los niveles de energía van disminuyendo, ¿entonces, tú me vas a decir que aún tienes la fuerza de los 20? ¡Mira, no me vengas con esa vaina!

Pero ni su entrenador ni el presunto suplidor de estas sustancias prohíbidas, McNamee, ni el de su amigo y compañero de entrenamiento, Pettitte, pudieron probar que Clemens se metía una especie de Viagra para mejorar su rendimiento.

Unos $3.5 millones de dinero de los contribuyentes fueron votados durante el proceso de la Fiscalía que no llegó a nada. Dinero que pudo haber sido utilizado para crear al menos 57 empleos de un promedio de $55,000 anuales, o muy bien se hubiera podido utilizar para ofrecerle becas al menos a 500 estudiantes universitarios por la cantidad de $7,000 cada uno.

Clemens y su dinero lo salvaron de ir a la cárcel y la Fiscalía perdió otro caso de una figura prominente.

Los ‘dreamers’, mientras tanto, dormirán con un ojo abierto y el otro cerrado por los próximos dos años y los demás seguiremos esperando un sistema de justicia a cuya balanza se le haga honra.

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