Cuídate de los hipócritas

Acabando de conocer a una vecina hubo algo que me chocó. Comenzamos a hablar, me contó la razón por la cual había decidido mudarse a Miami. Todo sonaba normal hasta que empezó a contarme barbaridades de la esposa de su hermano. “Mi cuñada es una bruja. Nos botó de su casa acabando de llegar de Venezuela”. La describió de tal forma que visualicé a su parienta como la malvada de una telenovela.

A los pocos días, mi vecina me invitó a una fiesta y me sorprendí cuando me presentó a su cuñada: “Esta es la esposa de mi hermano, mi querida Mariela”. Durante la noche las vi conversando y riéndose. Pensé: “Parece que se contentaron”. Pero a los pocos días volvió a hablarme atrocidades de ella. Y dije: “Qué hipócrita es esta mujer”.

Desde entonces, decidí alejar mi amistad. Pues quien es farsante y habla a las espaldas de otros también lo hará contigo. Es un peligro lidiar con hipócritas; cambian las historias, exageran, son metiches y lo peor es que juegan con tu reputación.

Un hipócrita aparenta ser de una manera que en realidad no es. Por ejemplo, es un compañero de trabajo que te dice: “No te preocupes, que te voy a ayudar con ese informe”. Y luego se queja con el jefe de que eres irresponsable.

Y cómo saber si alguien es hipócrita:

1. Constantemente te recuerda lo sincero que es. “Soy una persona bien honesta”. “Ojo”: Así como una lámpara no necesita anunciar que da luz, una persona honesta no necesita proclamar su sinceridad.

2. Nunca se equivocan y le echan la culpa a otros. Si les pillas en una mentira siempre tienen una excusa para explicarlo, aunque sea algo sin sentido.

3. Se pasan hablando de otros. Están adictos a encontrarle faltas a los demás. Esto los hace sentir superiores.

4. Y lo más que delata a un hipócrita es que habla “hasta por los codos”.

Si te topas con alguien que tienes estas cualidades, aléjate, y cuidado con regalarle una sonrisa o fingir una amistad, ¡pues serás tú el hipócrita!

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