El infierno de un sueño: ¡LA MIGRA!

Comiendo alimentos descompuestos con fecha de vencimiento caducada, que me causaron un malestar estomacal durante varios días, miré estupefacto a mi carcelero, mientras él, con su sonrisa cínica me preguntó: “Like it” (¿le gusta?).

Con rostro áspero, uniforme caqui e imitando a los alguaciles del viejo oeste americano, continuó diciéndome con actitud soberbia, golpeándose el pecho con su puño para indicar que el título de dudoso honor era suyo: “America’s Toughest Sheriff” (Alguacil más duro de los Estados Unidos).

Incrédulo de conocer a este individuo intolerante, recorrí los que parecían campos de concentración creados por él en la cárcel del condado de Maricopa, en Phoenix, Arizona, donde aloja en carpas al aire libre con frío intenso en la noche y calor sofocante en el día, a prisioneros de todas las nacionalidades, pero, en especial, a inmigrantes indocumentados que cometen delitos como robo, violencia doméstica o conducir borrachos.

Su nombre es Joe Arpaio. El reportaje lo hice con el fin de comprobar la forma en que este alguacil intransigente hace sufrir a los reos de su “correccional”, seres humanos humillados y maltratados, muchos de los cuales están ahí sólo por su piel trigueña.

El gobierno federal investiga a Arpaio por sus excesos, pero él es uno de los menores problemas para los inmigrantes indocumentados.

El tribunal supremo de los Estados Unidos, prácticamente legitimó ciertos abusos de Arpaio, al dejar en pie una sección de la polémica “ley Arizona” (Conocida como SB 1070), que permite a los policías verificar el estatus migratorio de quienes detengan por infracciones, incluso pequeñas, y sospechen “de manera razonable” que son indocumentados.

Arpaio se preparó para estos momentos y levantó tiendas de campaña adicionales. Ya lo veo con su gesto perverso frotándose las manos, ordenando a sus oficiales a hacer redadas.

Aunque la Suprema Corte desechó de la ley Arizona varios puntos, por ejemplo, el de obligar a los inmigrantes a portar papeles de inmigración y considerar delito que, sin permiso para estar en el país, busque o tenga empleo, la cláusula aprobada, conocida como “Muéstreme sus papeles”, legitima ordenanzas estatales que promueven la clasificación racial y arrestos injustificados, lo cual genera miedo entre los hispanos.

Muchos han comenzado a mudarse a otros estados, lo que traerá un colapso económico en Arizona, causado por la falta de mano de obra, pero, paradójicamente, impactará a las regiones, donde el exceso de trabajadores abaratará el empleo, favoreciendo, como siempre, a los explotadores.

La decisión de la corte será capitalizada por los grupos extremistas y algunos hispanos residentes legales, que ven como una amenaza la llegada de extranjeros a ocupar sus trabajos y más en este tiempo cuando la crisis económica mundial tiende a recrudecerse.

Aprovechando el espaldarazo, antiinmigrantes de otros estados como Texas, Mississippi, Missouri, Tennessee y Wisconsin, consideran promover leyes similares.

Vendrán tiempos difíciles para los indocumentados. Repito mi consejo a quienes piensan lanzarse a la aventura del sueño americano: esto aquí es una pesadilla.

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