La crisis de Europa

Tal parecería que para entender las noticias que llegan de Europa debiéramos tener un tratado de economía a nuestro lado. Todos los días nos llegan sobresaltos de Bolsas de Valores que parecieran montañas rusas, rescates financieros, deudas y ajustes por pagar, y un largo etcétera incomprensible para el ciudadano normal. Lo que la persona normal entiende de economía es si el cheque quincenal llega para los gastos cotidianos y si se tiene un puesto de trabajo, al menos hasta la jubilación. Luego, ya veremos.

Detrás de todo el embrollo económico que estamos viviendo desde hace más de cinco años está también una visión del mundo, de la vida y de la Historia que hunde sus raíces en dos visiones totalmente distintas de la fe cristiana y de la forma de vivir.

Los países en crisis en Europa forman el llamado grupo de los PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia, España) países de profundas tradiciones y visiones romanas de la existencia. El gozar la vida, el momento, son partes de esa herencia. De los epicúreos sacaron su filosofía de vida. El poeta Horacio lo definió muy bien en uno de sus versos: Carpe diem (Agarra el día, vive hoy) Disfrutar de todo lo que la vida nos proporciona, HOY.

El ahorro, la austeridad, el sacrificio es propio del estoicismo, asumido por el cristianismo más radical. Séneca, uno de sus principales pensadores quizás nunca pensó que su filosofía y forma de vida iba a marcar la vida de los no romanos, los bárbaros.

Los países que marcan las pautas de la economía europea, capitaneados por Alemania, son sobrios, ahorradores, trabajadores. La geografía les ha marcado. No hay la exuberancia del sol, el clima benigno del sur, de los países que forman el PIIGS. Ha sido en un ambiente hostil donde han sobrevivido. Largos inviernos, escasez de alimentos, de sol, de vida. Se acostumbraron a ser luchadores y ahorradores.

Añadamos a esto que los países del Sur son, exceptuada Grecia, profundamente católicos -o lo eran- mientras que en los del norte la Reforma Protestante liderada por Martin Lutero, alemán, y Juan Calvino, suizo, domina y marca sus vidas.

Los primeros han vivido con una religiosidad y visión de la vida más providencialista. Danos el pan de cada día rezaban. Ni pasaba por la mente el mañana. Vivir, y vivir bien, hoy. El ahorro y la austeridad no forman parte de su ser. El ahorrar significa acumular riquezas, y el acumulo de riquezas puede llevar al préstamo, y el préstamo a la usura. Y la usura está mal vista en las tres tradiciones religiosas hijas de Abrahán: judaísmo, cristianismo e islam.

La lectura de la vida y de la Biblia de los países del Norte les ha llevado a otras conclusiones. Saben que Dios bendice a quien se porta bien. Que ha prometido el ciento por uno en esta vida y, posteriormente, la eternidad feliz. Dios nos ha predestinado para la felicidad. Y esa predestinación acarrea que vamos a recibir recompensa. Y esa recompensa la vamos recibiendo aquí y ahora. El progreso, unido al ahorro, la vida sobria, son bendiciones de Dios. Hay que ahorrar, vivir egoístamente porque yo soy el que recibe de Dios el progreso.

Angela Merkel, la canciller alemana, es hija de un pastor luterano. ¿Por qué nos extrañamos de sus medidas de austeridad?

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