Boricua conserva tradición de talla en madera en El Bronx

El hogar de Marta Iris Rodríguez despide un delicioso aroma a cedro.

Marta Iris Rodríguez y Bárbara Díaz dicen que les encanta el tallado que hacen porque transmiten la tradición a sus connacionales y otras comunidades latinas.

Marta Iris Rodríguez y Bárbara Díaz dicen que les encanta el tallado que hacen porque transmiten la tradición a sus connacionales y otras comunidades latinas. Crédito: Zaira Cortes / EDLP

El Bronx – Un intenso olor a cedro fresco se percibe al adentrarse en el departamento de Marta Iris Rodríguez. El aroma a madera lo impregna todo y desde pequeños nichos, santos y reyes magos parecen observar a los visitantes.

La puertorriqueña, de 47 años, es la autora de las figurillas religiosas que rápidamente atrapan la atención de sus visitantes. Con cuchillas de tamaños diversos, la residente de El Bronx crea de gruesos troncos, detalladas estatuillas pintadas con colores vivos y alegres.

Marta Iris recuerda que creció observando a sus abuelos maternos practicar la talla de santos de palo, en su natal Puerto Rico.

“Entonces no tenía interés de aprender el oficio”, se lamenta la artesana de la madera. “Pero hace tres años tomé clases en la isla, porque ahora entiendo la importancia de conservar viva esta maravillosa tradición”.

La artista instaló en el departamento que comparte con su compañera de oficio, Bárbara Díaz, un pequeño taller en donde pasa las tardes tallando santos de todos tamaños y variedades, desde una elaborada Virgen de Lourdes hasta un nostálgico San Francisco.

Sus piezas pueden venderse desde $20 hasta $3 mil. Sin embargo, la artesana dice que no muchos latinos reconocen el tallado tradicional de santos.

“Poca gente aprecia la artesanía y se rehúsan a pagar por ella. Muy pocos coleccionistas y conocedores no reparan en el precio”, comentó.

Marta Iris explicó que su compañera hace el trabajo sucio, pues da forma a las figurillas. Bárbara Díaz, de 37 años, comentó que de un trozo de madera delimita con una cuchilla las líneas que más tarde serán un rey mago o una virgen.

“Yo hago la figura y Marta la detalla. Los rostros requieren de una precisión que sólo ella tiene en las manos”, dijo Bárbara.

Las mujeres explicaron que un trabajo elaborado puede tardar hasta un mes en concretarse.

“Atrás de una figurilla hay horas de tallado y algunas heridas”, apuntó Marta Iris. “Tallar santos requiere de una gran paciencia”.

Marta Iris, quien trabaja para la Autoridad de Vivienda (NYCHA) y Bárbara, una maestra de educación física en Manhattan, comentaron que practican el tallado de santos para transmitir la tradición a sus connacionales y otras comunidades latinas.

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