USS Iowa conmueve a veteranos hispanos (Video)

El último superacorazado de su clase operó en la Segunda Guerra Mundial y la de Corea

En sus mejores días, el Iowa albergaba una tripulación de alrededor de 2,300 hombres que se encargaban de escoltar a los portaaviones destinados a la Guerra del Pacífico.

En sus mejores días, el Iowa albergaba una tripulación de alrededor de 2,300 hombres que se encargaban de escoltar a los portaaviones destinados a la Guerra del Pacífico. Crédito: YouTube

Los Ángeles – Veteranos hispanos de la Marina estadounidense se conmueven con la llegada al puerto de San Pedro (California) del USS Iowa, el último superacorazado de su clase, que operó en la Segunda Guerra Mundial y la de Corea.

Paul Gómez, quien sirvió como Técnico de Control de Disparos del USS Iowa durante el conflicto de Corea entre 1951 y 1954, explica la relevancia en la historia naval de su país de este acorazado, convertido ahora en museo flotante.

“Es uno de los barcos más importantes de la Marina, una de cuatro naves de su tipo, construidas en 1940, que participó disparando sus cañones de 60 pulgadas hacia la costa de Corea del Norte”, explicó el veterano.

Gómez recuerda que la misión del USS Iowa, el último súper acorazado de su clase, junto con el USS New Jersey, el USS Missouri y el USS Wisconsin, era eliminar posiciones estratégicas enemigas y haber “causado daños sustanciales” al Ejército norcoreano.

El suboficial James Baca por su parte, quien fuera cañonero de la nave hermana, el USS New Jersey entre 1988 y 1989, pasa buena parte de su tiempo libre como electricista voluntario en este navío, después de que estuviese alejado de la Marina por más de 20 años.

“En ese tiempo era no más un trabajo, pero ya después se convirtió en amor, esperando el día que pudiera caminar por la cubierta otra vez”, dijo el exmilitar, que destacó el gozo que le supone poder trabajar en el Iowa.

Baca indicó que tuvo que esperar 23 años para poder subir de nuevo a un buque de estas características y que ahora que está atracado en Los Ángeles se acerca hasta el puerto de San Pedro siempre que puede y lo hace por “puro amor”.

En sus mejores días, el Iowa albergaba una tripulación de alrededor de 2,300 hombres que se encargaban de escoltar a los portaaviones destinados a la Guerra del Pacífico.

El USS Iowa, que participó en la mayoría de conflictos bélicos de EE.UU. durante la segunda mitad del siglo XX, es conocido también como el Acorazado de los Presidentes, ya que transportó a Franklin D. Roosevelt -a quien se le fabricó la única bañera existente en una nave de guerra- y recibió las visitas de Ronald Reagan y George W. Bush.

Una de las cosas que más llama la atención a las cerca de 4,000 personas que lo visitan diariamente desde que fue abierto al público el pasado 7 de julio son los nueve cañones de 406 milímetros (16 pulgadas) y 19 metros de largo que podían disparar hasta una distancia de 38 kilómetros, con una precisión de unos 10 metros.

Baca explicó que el USS Iowa y sus naves hermanas fueron recibiendo nuevas adaptaciones, como la retirada de cañones antiaéreos y la instalación de misiles Tomahawk, entre otros, con lo cual siguieron siendo parte de la Marina por más de medio siglo.

“En la era Reagan se hicieron varias renovaciones que dejaron a las baterías con la posibilidad de disparar más de 3,000 balas por minuto”, dijo Baca.

Sin embargo, con el paso del tiempo, el poderío y autonomía de los portaaviones, la tecnología y el final de la guerra fría fueron dejando a estos gigantes blindados sin una función específica.

Para Gómez y Baca, tener al Iowa en California significa poder revivir inolvidables memorias sobre su tiempo a bordo.

“Recuerdo con cariño a varios de mis compañeros y, sobre todo, la camaradería durante el servicio”, explicó Gómez.

Baca, por su parte, todavía tiene en la memoria la “novatada” que tenían que pasar los miembros de la tripulación, que debían meterse en uno de los cañones de 16 pulgadas y empujarse con “las yemas de los dedos” para salir por el otro lado extremo.

“En medio de ese estrecho y oscuro túnel, recuerdo haber pensado- Dios mío en que me metí”, recordó.

El Centro de Acorazados del Pacífico, organización que lo opera, tiene un plan de cinco años para ir habilitando poco a poco todas las secciones de la nave y convertirlo en uno de los museos militares más interactivos del país.

Sin embargo, por orden del Congreso, el USS Iowa debe permanecer en condición de ser puesto de nuevo en el servicio activo, en caso de necesidad.

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