El significado de Bain

El debate en la campaña presidencial ha degenerado en acusaciones sobre el pasado y presente financiero del candidato republicano Mitt Romney y la contra respuesta de que Barack Obama está en contra del éxito profesional del individuo.

Entre tanta palabra e hipérbole, debe quedar en claro el rol que la firma de inversión privada Bain -que Romney ayudó a formar- juega en todo esto.

El problema de Romney y Bain no es un tema de legalidad, sino de apariencia. El republicano hizo una fortuna en el sector financiero, un área de la economía que creció a pasos agigantados en las últimas tres décadas.

Su trabajo y talento eran para analizar empresas que demuestren tener un potencial de inversión de fondos y sacar un buen rédito en poco tiempo. En la práctica generalmente es reestructurar la empresa para que funcione más con menos y obtener préstamos. En algunos casos la intervención de Bain fue positiva para estas empresas que crecieron formidablemente; otras terminaron en la quiebra.

El deber de Romney no era crear empleos, sino obtener ganancias para sus inversores. Por eso es irrelevante la discusión sobre si Romney estaba en Bain cuando una de sus empresas envió empleos al exterior. El compromiso de Romney con los inversores, permite deducir que él no habría detenido la inversión para proteger empleos.

Esto le dio una fortuna de cientos de millones de dólares, que como muchos en su situación económica, tiene parte de ello invertido en cuentas en el exterior en Suiza y las Islas Cayman. De esta manera, sus impuestos son porcentualmente más bajos -al provenir de inversiones- que el del estadounidense promedio.

Como dijimos, nada de esto es ilegal, pero muestra con una claridad, pocas veces vista, el mundo de privilegios de una clase financiera que se enriqueció con especulaciones y burbujas.

Romney representa la mentalidad de Wall Street y su riqueza en el sector financiero es hoy una desventaja para un candidato en medio de una fuerte crisis económica. Cada declaración de impuesto del republicano es un recuerdo de esa fortuna obtenida en un complejidad financiera difícil de captar en su totalidad por el votante medio.

Por eso, ahora cuando los demócratas atacan a Bain, la defensa es envolverse en la bandera del mercado libre y acusar a Obama de ser un enemigo del éxito individual y del sector privado. Una respuesta pobre ya que no se atreven a defender los supuestos beneficios del tipo de inversión que hacía Bain Capital.

Es muy discutible si el éxito en el sector financiero privado se puede trasladar al Gobierno federal. Lo cierto es que Romney al colocar a Bain sobre el tapete puso en discusión el valor, la compensación y el impacto a largo plazo en la economía de este sector financiero. Ahora es tarde para guardarlo.

Impremedia/La Opinión

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