Pandilla ‘salva gatos’ protege mininos de El Barrio

Niñas recorren las calles de El Barrio buscando felinos abandonados para socorrerlos

Berta al lado de sus sobrinas Joselyn Espinoza y Ana Karen Ruiz, y sus hijas Jessica (a la derecha) y Jennifer, quien sostiene a su fiel amigo "Diego".

Berta al lado de sus sobrinas Joselyn Espinoza y Ana Karen Ruiz, y sus hijas Jessica (a la derecha) y Jennifer, quien sostiene a su fiel amigo "Diego". Crédito: Zaira Cortes / EDLP

el barrio – Una peculiar pandilla de niñas “salva gatos” está causando sensación entre residentes de El Barrio, en Manhattan, con una improvisada campaña en defensa de gatos callejeros.

Las niñas, de entre nueve y 11 años, recorren el vecindario acompañadas de sus madres en busca de gatos abandonados y heridos, para “darles los primeros auxilios” o alimentarlos.

El escuadrón comenzó su aventura recientemente al encontrar a un minino oculto en un rincón a unos pasos de su casa.

“Mi familia estaba afuera del departamento conversando y mi mamá me envío por agua a la bodega de la esquina. Entonces escuché a un gato que maullaba con mucho dolor”, comentó Ana Karen Ruíz, de 11 años.

Ruíz pidió ayuda a sus primas para salvar al animalito que tenía dos patas rotas. Las hermanas Jennifer, de 11, y Jessica Martínez, de nueve, no dudaron en socorrer al indefenso felino.

Jennifer envolvió al gatito con una manta, mientras que su hermanita Jessica y su prima Joselyn Espinoza, de 9 años, intentaron todo para ayudarlo a ponerse en pie.

“Algunos vecinos dijeron que tiráramos al gato a la basura, porque se iba a morir y no había nada que hacer”, dijo Jennifer con tristeza. “Nosotras no seguimos ese consejo. Nuestro mejor amigo es un gato que nos regaló mamá hace tres años. Amamos a los animales”.

Residentes comentaron que las chicas pidieron ayuda a dos oficiales que se encontraban a unos pasos del lugar, quienes llamaron a Control Animal.

Bertha Diego, de 35 años, madre de Jennifer y Jessica, comentó que la proeza de las pequeñas resultó ser una valiosa lección para los vecinos.

“Muchos adultos nos detuvimos a pensar en la bondad. Nuestro corazón es cada vez más duro y se vuelve insensible, pero estas niñas nos mostraron el camino correcto”.

José Garza, presidente de East Harlem Business Capital Corporation, organización a la que acuden las niñas a clases de computación, destacó que es importante guiar a chicos que desde temprana edad muestran interés en los problemas su comunidad.

“No sólo debemos seguir el ejemplo de las niñas, sino ofrecerles oportunidades para que se desarrollen y hagan de esta ciudad un lugar mejor”.

Como parte de su campaña, que ella llaman “en defensa de la vida”, las niñas redactaron su historia para compartirla con otras personas, y así crear conciencia acerca del respeto a los animales.

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