‘Newyorkina’ vende helados mexicanos como pan caliente en Manhattan

Estos dulces, a base de agua o leche, son parte de una rica tradición culinaria que la chef mexicana Fany Gerson ha querido rescatar en Nueva York.

La chef mexicana Fany Gerson, en su carrito de helados en el paseo High Line de Chelsea. Los sabores de mango y chile, y limón y pepino son los más populares entre curiosos neoyorquinos atraídos por los exóticos helados.

La chef mexicana Fany Gerson, en su carrito de helados en el paseo High Line de Chelsea. Los sabores de mango y chile, y limón y pepino son los más populares entre curiosos neoyorquinos atraídos por los exóticos helados. Crédito: Carolina Ledezma / EDLP

Manhattan – En cada pueblo de México hay una paletería que vende delicias heladas de frutas, chocolate y, por supuesto, el infaltable chile. Estos dulces, a base de agua o leche, son parte de una rica tradición culinaria que la chef mexicana Fany Gerson, de 35 años, ha querido rescatar en Nueva York.

“La Newyorquina” nació en 2010, luego de miles de ideas de negocios a los que su padre no les veía futuro. Pero esa vez hasta a él se le hizo la boca agua al escuchar de los helados, un placer de infancia de todo aquel con pasaporte mexicano.

Con la llegada del verano, en una cocina compartida en Sunset Park, se puso a experimentar con los sabores de su memoria y mezclas originales.

“Aprender la logística de llevar una empresa fue lo más difícil, porque además yo empecé sin dinero”. Familiares le ayudaron con el capital inicial.

Con su carrito de helados, la primera prueba fue la feria de la calle Hester, en el Lower East Side. “Vendimos 800 paletas en menos de cuatro horas, pero además me fracturé la nariz con la puerta del carrito”, recuerda. Poco después logró una concesión en el paseo High Line, en Chelsea.

“Desde pequeña mi madre me hizo entender la importancia de la materia prima”. Por eso, la mayoría de los ingredientes que usa son orgánicos y muchos los importa de su nación, como la canela, el chocolate y el chile. No usa colorantes ni preservativos como acostumbran otras fábricas de helados.

Las recetas abundan, pero en el carrito sólo se pueden ofrecer hasta 11 variedades, que se venden entre $2 y $4. Las más vendidas son agua de jamaica, hibiscus, chocolate mexicano, coco, mango con chile y pepino con limón.

“Sandía en mi favorito”, dice la mexicana Fernanda Franco, quien no pierde oportunidad de comerse una paleta. “Cada bocado es como tener de nuevo mis veranos de niña ante mis ojos”.

Además de estar en High Line, Gerson tiene otro carrito en City Hall, se mudó a su propia cocina en Brooklyn, recibe pedidos para fiestas y algunos restaurantes, y cuenta con la ayuda de 9 empleados.

“Cada vez que veo la sorpresa o la sonrisa de alguien al probarlas sé que lo que hago para compartir mi cultura hace a la gente feliz”.

Su sueño es tener su pastelería propia en la primavera, donde no sólo ofrezca paletas y helados, sino un universo de tentaciones para descubrir el más auténtico dulzor de México.

Además de La Newyorkina en Manhattan, otras opciones para degustar esta clase de helados son Sley Deli en Brooklyn y la Tortillería Nixtamal en Queens.

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