Estadounidenses cruzan la frontera para construir orfanato

El grupo desafía las advertencias sobre la violencia en México y llega a Chihuahua para colaborar en la construcción de la obra

Ell pastor del ministerio Tapestries of Life, en Fabens (Texas), Steven Brewer, dirige proyecto.

Ell pastor del ministerio Tapestries of Life, en Fabens (Texas), Steven Brewer, dirige proyecto. Crédito: EFE / Juliana Henao

Fabens, Texas – Grupos de estadounidenses desafían las advertencias federales sobre la violencia en México y cruza al municipio de Guadalupe Distrito Bravos, en Chihuahua, para colaborar en la construcción de un orfanato.

Grupos de hasta 30 personas, procedentes de todo el país, cruzan varias veces al año la frontera para ayudar en la construcción del futuro orfanato “Casa de las Gemas”, que albergará a más de 400 niños mexicanos desamparados en esta localidad ubicada a unos cinco kilómetros de Texas.

“Grupos de jóvenes y de adultos vienen por unas semanas para ayudar a construir el orfanato en México, que se ha construido en su mayoría por donaciones y ayuda de Estados Unidos. Hasta ahora llevamos casi seis millones de dólares invertidos”, dijo a Efe el pastor del ministerio Tapestries of Life, en Fabens (Texas), Steven Brewer, quien lleva adelante el proyecto.

A pesar de las advertencias emitidas por el Departamento de Estado de no viajar al norte de México, debido a la violencia relacionada con el narcotráfico, estos grupos de estadounidenses piensan más en ayudar a los necesitados.

Joseph Markley, de 19 años, tuvo la oportunidad de irse estas vacaciones a una playa en Carolina del Norte y, en cambio, prefirió trasladarse a Guadalupe a contribuir en la construcción.

“Es muy gratificante estar aquí, saber que este edificio va a estar lleno de niños que tanta ayuda necesitan es increíble y más aún cuando yo estoy colaborando a que sea posible. Sé que aquí hay mucha pobreza porque veo a los niños en las calles de Guadalupe descalzos y pidiendo dinero”, expresó Markley.

Scott Moseley, voluntario que participó por segunda ocasión en este proyecto, e inclusive esta vez se trajo a su esposa y a sus dos hijos, recordó que la gente le advertía que el norte de México es una “zona de guerra”.

“Yo me vengo de Newfield (Nueva York) y la primera vez que vine simplemente me di la bendición, pasara lo que pasara yo quería venir ayudar. Cuando la gente se enteraba que venía para México me decían que estaba loco por querer visitar una zona de guerra”, comentó.

Moseley, quien formó parte de un grupo de 22 voluntarios procedentes de Illinois, Minnesota y Nueva York, contó a Efe que en el hospicio infantil hicieron toda clase de labores, desde pintar y montar camas, hasta la instalación del cableado eléctrico.

Anualmente, y desde hace 15 años, cuando Brewer empezó el proyecto de construcción del orfanato, que será uno de los más grandes de Latinoamérica, viajan a Fabens cerca de 24 diferentes grupos de voluntarios.

Daniel Romero, quien trabaja con Brewer desde hace 12 años, expresó que es maravillosa la ayuda de los estadounidenses.

“Ellos se ven tan comprometidos con la niñez de esta zona, hacen su trabajo con tanto amor. Es una pena que los estadounidenses tengan que hacer el trabajo que nosotros los mexicanos o el Gobierno no se toman el trabajo de hacer”, manifestó Romero a Efe.

Matt Furman, voluntario también del estado de Nueva York, aseguró que actualmente la población de Guadalupe es una población fantasma en la que ya no se ven sus residentes, comparado con cinco años atrás, cuando visitó la zona por primera vez para colaborar en la construcción del orfanato, que está concluido en un 90 por ciento.

Brewer expresó que cuando la violencia golpeó la población, de unos 9,000 residentes, los grupos de ayuda de estadounidenses comenzaron a reducirse. El año pasado sólo contó con 80 personas, aunque este año ya ha recibido a cinco grupos con un total de aproximadamente 100 personas.

“Aunque los americanos que me ayudan en la construcción del orfanato realmente nunca han tenido miedo, el año pasado los voluntarios no querían venir y, definitivamente, fue por la violencia. Ahora nuevamente volvemos a ver a los americanos aquí en Guadalupe”, comentó Brewer.

Una vez a la semana, los estadounidenses visitan Guadalupe y reparten en la plaza del pueblo alimentos para 500 familias, comprados con fondos que se obtienen también de donaciones de los estadounidenses en su mayoría

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