Lamenta pasión por el dinero

Félix Millán (segundo desde la izquierda) comparte en la cueva del Citi Field, en septiembre de 2009, con Roberto Clemente Jr. (izquierda), Jerry Manuel (en uniforme de los Mets) y Luis Roberto Clemente (derecha).

Félix Millán (segundo desde la izquierda) comparte en la cueva del Citi Field, en septiembre de 2009, con Roberto Clemente Jr. (izquierda), Jerry Manuel (en uniforme de los Mets) y Luis Roberto Clemente (derecha). Crédito: AP

Nueva York – Félix Millán jugó 13 temporadas en las Grandes Ligas del béisbol profesional, años en los que triunfó como uno de los mejores segundas bases de todos los tiempos. Ahora, tres décadas después, sigue vinculado a un deporte del que continúa “enamorado” pero que considera “desvirtuado” por el dinero.

“Antes se jugaba de corazón, el pelotero no hacía tanto dinero como hacen ahora, se jugaba porque nos gustaba el deporte y nos fajábamos todo el tiempo”, afirmó ayer en una entrevista a Efe Millán, el puertorriqueño que los amantes del béisbol han elevado a la categoría de leyenda.

El expelotero considera que en la actualidad los jugadores hacen “demasiado dinero” y eso “ha limitado un poco” la pasión que le ponen en el campo, y cree que hay algunos que ganan “cifras astronómicas que no se merecen”, lo cual, en su opinión, “ha desvirtuado un poco el béisbol, al igual que otros deportes”.

Millán, que está a punto de cumplir 69 años, asegura que “es una pena” que algunos de sus peloteros favoritos, como el también puertorriqueño Roberto Clemente o el estadounidense Willie Mays, jugaran en la época en que lo hicieron porque hoy “no habría dinero para pagarles porque eran demasiado buenos”.

“Los ídolos también tenemos ídolos. El mío es Hank Aaron, jugamos en Atlanta, me ayudó mucho, me consiguió apartamento, me prestó el carro. Yo era novato pero hizo por mi lo mismo que hice yo por otros después”, añade el puertorriqueño, que presta estos días su imagen a un programa de beneficios de Citi para fanáticos de los Mets.

El legendario segunda base se siente “orgulloso” de haber podido representar durante años a la comunidad latina en EEUU, donde jugó siete años con los Bravos de Atlanta y otros seis con los Mets de Nueva York antes de una grave lesión que le obligó a abandonar las Grandes Ligas y seguir su carrera en Japón y México.

“Tuve tiempos malos pero muchos mejores, muchas satisfacciones mientras jugaba en Puerto Rico y EEUU”, dijo Millán, quien recuerda que en 1969, cuando nació su hijo, ganó el primero de sus dos Guantes de Oro con los Bravos, mientras que en 1973, cuando nació su hija, se convirtió en el pelotero más valioso con los Mets.

Cuando le preguntan por el béisbol en su país, el expelotero de Yabucoa lamenta que en la actualidad no haya tantos boricuas en las Grandes Ligas, algo que atribuye en parte a su ambición por ganar “sueldos astronómicos”, a diferencia de República Dominicana y Venezuela, donde el juego de pelota “está en su máximo apogeo”, sostuvo el exintermedista.

Integrante del Pabellón de la Fama de Puerto Rico, Millán llegó a participar en 1,480 juegos de las Grandes Ligas, en los que consumió 5,791 turnos al bate, conectó 1,617 hits, acumulando un promedio de 0.279, anotó 699 carreras y empujó 403, bateó 29 dobles, 38 triples, 22 jonrones y se robó 67 bases.

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