Sabe a Colombia, pero viene de Brooklyn

Emprendedoras colombianas recorren la ciudad con su camión de arepas y caribañolas

Manhattan – En menos de un año, las colombianas Viviana Lewis, de 49 años, y Angela “Nena” Sierra, de 42, han encontrado la receta para ganar un espacio propio en el competido mundo de la comida de calle.

Su gran proyecto es abrir su restaurante colombiano en una zona como Williamsburg o Bushwick, pero en 2011 decidieron poner a andar su camión “Palenque” como un primer paso para iniciarse en el negocio gastronómico.

El secreto de su corto éxito –según dice Nena – es que todo es hecho en casa, con ingredientes 100% orgánicos y combinaciones originales, entre las que destacan muchas opciones vegetarianas.

Su socia Viviana es la chef principal y ella está a cargo de la logística, aunque también pone su toque original en los fogones. Ambas se turnan para estar al frente del camión.

“Cuando llegan aquí los clientes no saben lo que es una arepa, pero al probarlas se enganchan porque en realidad lo que más aprecian es una gastronomía diferente”, explica la “Nena”, quien también es productora de videos publicitarios.

Sus arepas de puro maíz cubiertas con rúgula, queso de hebra y pollo o chorizo de chipotle son las estrellas del menú.

También venden caribañolas (suerte de buñuelos de yuca rellenos de queso fresco) que a Viviana le toma más de dos días cocinar a la manera tradicional de la costa colombiana, así como patacones despelucados (con plátano rallado) o pisados (planitos y bañados con “hogao” o aliño de tomate, cebollín y aceite de oliva). Los manjares se venden entre $5 y $9.

A un lado de la ventanilla de “Palenque”, un televisor muestra un video hecho por ellas sobre cómo se hacen las arepas y otros platillos que sirven. La idea, asegura Nena, es destacar el carácter artesanal de sus recetas y educar a la gente sobre la culinaria de su país.

“Al inicio no sabíamos nada del negocio de la comida”, aunque antes de esta aventura Viviana tenía en un servicio de catering en su casa de Brooklyn. La competencia es muy fuerte, “pero lo peor es pelear la calle”.

Aunque tienen permiso para operar en diferentes lugares de Nueva York como Astor Place, la calle 51 y la avenida Park, Williamsburg y la calle 95 en Rockaway Beach, ese documento no les garantiza siempre el mismo lugar. “Por no saber bien las reglas me he ganado muchos tickets”. Otro problema es conseguir empleados certificados para trabajar como vendedores de comida de calle.

“Toda la ganancia la hemos reinvertido en armar nuestra cocina en Brooklyn, pagar la licencia y comprar una camioneta para expandir el negocio”. Aún así, gracias a una demanda sostenida, han logrado el punto de equilibrio en sus gastos en poco tiempo.

El sueño del restaurante es algo muy lejano todavía para estas innovadoras de la cocina colombiana, mientras tanto trabajan de domingo a domingo mostrando a los neoyorquinos los sabores de su tierra.

“Para nosotros la mejor recompensa es cuando los clientes, después de probar las arepas, nos dicen que estaban deliciosas o cuando nos llaman por teléfono para saber dónde encontrarnos”.

Nueva York cuenta con más de 3,000 camiones de comida que ofrecen variaciones de tacos, shawarmas, crepes y otras delicias del mundo en cada esquina de la ciudad. Una gran mayoría de estos negocios funcionan como incubadoras de ideas culinarias, en una urbe que ni duerme ni se pierde un buen bocado.

Según la Asociación de Camiones de Comida de Nueva York (NYFTA), estas cocinas ambulantes permiten a sus dueños medir la respuesta del público a sus recetas, antes de lanzarse a la arena difícil de los restaurantes. Sólo los 50 miembros de la NYFTA emplean a unas 750 personas y generan cerca de $3 millones a la ciudad.

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