window._taboola = window._taboola || []; var taboola_id = 'mycodeimpremedia-network'; _taboola.push({article:'auto'}); !function (e, f, u, i) { if (!document.getElementById(i)){ e.async = 1; e.src = u; e.id = i; f.parentNode.insertBefore(e, f); } }(document.createElement('script'), document.getElementsByTagName('script')[0], '//cdn.taboola.com/libtrc/'+ taboola_id +'/loader.js', 'tb_loader_script'); if(window.performance && typeof window.performance.mark == 'function') {window.performance.mark('tbl_ic');}

También ocurre en los Estados Unidos

Siempre creímos que el neopotismo, feudalismo y la repartición de posiciones en las instituciones, como si fueran herencias, sólo se veían en los países como la República Dominicana y América Latina, donde la mafia y el abuso de poder es el plato del día.

Sin embargo, todos esos “detallitos” se encuentran en cualquier empresa en los Estados Unidos, donde el sindicato de trabajadores, o se hace de la vista “gorda” o participa clandestinamente en la repartición del pastel, sin cumplir la misión para lo que fue elegido.

Da pena, horror y hasta vergüenza, como instituciones “serias” sólo son pantalla de honorabilidad y decencia, cuando en verdad son una mafia, siempre amparado y a la sombra del sindicato.

En nombre de la crisis que afecta al país, los empleadores abusan y humillan a los empleados en complicidad con el sindicato, repartiendo posiciones y empleando nuevos trabajadores, sin respetar la “dichosa” señoría, que establecen los sindicatos en una empresa.

Los empleados se miden con diferentes varas, lo que depende del círculo a que éste pertenezca.

Tanto los empleadores como el sindicato, que fue elegido para velar y defender los intereses de los empleados, operan como herederos de un principado, donde sólo los reyes y faraones ocupan los mejores puestos.

Operan como círculos sociales, donde la función principal es llevar ante los espectadores presentaciones de payasos.

El abuso laboral no tiene comparación, y muchas veces hasta algunos indocumentados tienen mayor privilegio y todo eso sucede en Estados Unidos en pleno siglo 20.

Contenido Patrocinado