Charros, pero no mexicanos

Guillermo de la Luz, de Haití, entre otros, promueven la música folclor mexicana

Guillermo De la Luz dice que su pasión por la canción ranchera  nació durante la infancia en su natal Haití.

Guillermo De la Luz dice que su pasión por la canción ranchera nació durante la infancia en su natal Haití. Crédito: Cortesia

Nueva York – Cantan con orgullo las letras más queridas del pueblo y su porte bravío los define al vestir el traje de charro. Al ritmo de vihuela y violines, entonan falsetes dignos de aplausos prolongados. Su personalidad fuerte engalana el mariachi que los acompaña, pero no son mexicanos.

El famoso charro de Haití, Guillermo de la Luz, y los ecuatorianos Iván y Manuel Bravo, son apreciados y reconocidos por el público mexicano al promover el folclor de la llamada música vernácula.

Los cantantes comentaron que su amor por el canto con mariachi es parte de una fuerte influencia de la cultura mexicana en su diáspora.

Guillermo De la Luz, de 54 años, comentó que su pasión por la canción ranchera nació durante la infancia en su natal Haití, al conocer a los grandes artistas mexicanos en las viejas películas en blanco y negro. Con el sueño de portar un día el traje de charro, De la Luz acudió a una escuela en Puerto Príncipe para aprender español y así entonar las canciones que tanto gustaban a amigos y parientes.

Al venir a Nueva York, en 1981, buscó la oportunidad de demostrar su talento en eventos sociales de su propia comunidad.

“Con el tiempo mi voz empezó a ser reconocida y los mexicanos me conocieron y aceptaron. Para entonces yo no tenía un traje de charro, pero me esforcé por conseguir uno muy elegante”.

El charro de Haití indicó que a su parecer la música de mariachi no tiene nacionalidad, pues su ritmo enamora el alma de quien la escucha.

“Yo canto en inglés y francés las canciones mexicanas, para que mi comunidad y el pueblo americano sientan aún más ese amor que nace de la letra que se escribe con corazón”.

Los hermanos Iván y Manuel Bravo, también descubrieron el encanto del mariachi siendo niños. En Ecuador, fueron parte de varias agrupaciones y ganaron importantes concursos de canto ranchero.

Al venir a Nueva York, los hermanos con la voz de oro continuaron apostando todo por su pasión. Manuel Bravo, que toca la guitarra y la vihuela, es parte del Mariachi Rey Azteca, que está integrado por músicos colombianos, hondureños y mexicanos.

“No nací en México, pero mi alma le pertenece. La música de mariachi es un patrimonio del mundo y me siento orgulloso de promover su folclor”.

El canten indicó que el folclor ranchero es apreciado por su diáspora y en su país, los mariachis son tan comunes como en México. “Al cantar, todos somos mexicanos. Ser mariachi nos hace un mismo pueblo, nos hace hermanos e hijos de una misma nación”.

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