Sube de tono la ira de islamistas

El presidente Barack Obama advirtió que su gobierno responderá con prontitud ante cualquier nuevo ataque contra sus misiones diplomáticas y no se replegará en sus esfuerzos a favor de las causas de la libertad.

Musulmanes de Bangladesh queman banderas de Estados Unidos e Israel durante la jornada de protestas que sacude al Medio Oriente.

Musulmanes de Bangladesh queman banderas de Estados Unidos e Israel durante la jornada de protestas que sacude al Medio Oriente. Crédito: AP

EL CAIRO, Egipto.- La ira de millones de musulmanes alrededor del mundo, por el insulto a Mahoma en el filme “Inocencia de los musulmanes”, tuvo su máxima expresión ayer, coincidiendo con el día sagrado del islam, cuando las oraciones se transformaron en manifestaciones de protesta y enfrentamientos con las fuerzas del orden en la mayoría de los países del mundo árabe.

Mientras tanto, en Washington, al recibir los cuerpos del embajador Christopher Stevens y de otros tres funcionarios muertos en el ataque armado a la embajada en Libia, el presidente Barack Obama reafirmó su cometido de llevar a la justicia a los responsables del peor atentado contra diplomáticos estadounidenses en tres décadas.

“Su sacrificio no será olvidado. Vamos a llevar a la justicia a quienes nos los arrebataron”, aseveró el mandatario en uno de los hangares de la Base Andrews de la Fuerza Aérea, en el estado de Maryland.

Los discursos del presidente, sin embargo, poco fueron escuchados en el Medio Oriente.

En Túnez, los choques del jueves por la noche con la policía arrojaron un saldo de al menos dos muertos y 28 heridos.

De acuerdo a medios de ese país, los agentes dispararon con munición real después de que la turba logró entrar en el edificio.

El objeto de la furia fueron las embajadas de EEUU repartidas por países de extremo Oriente, Asia Central, Oriente Medio y África, escenario de manifestaciones convocadas tras la oración comunitaria.

Los sucesos más cruentos se produjeron en Sudán, donde murieron tres personas, y en Túnez, donde el asalto a la legación norteamericana culminó con el deceso de otras tres personas en un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad.

Según los testigos, un grupo de extremistas atacó con cócteles molotov la misión, ubicada en Túnez capital, saltó el primer muro, incendió parte del jardín y rompió cristales antes de ser repelidos.

Otro grupo arremetió contra el Colegio Americano, una parte de la cual quedó reducida a cenizas.

Similar situación se vivió en Jartum, donde los manifestantes trataron de asaltar las embajadas de Alemania y el Reino Unido, antes de dirigirse a la sede diplomática estadounidense, donde grupos radicales se enfrentaron a la Policía.

Mohamad Abderrahim, miembro de la Organización Popular para la Defensa del Profeta de Alá, organizador de la protesta, explicó que una de las víctimas mortales fue atropellada por un coche policial, mientras que las otras murieron por disparos de las fuerzas de seguridad.

Además, un hombre pereció en la ciudad libanesa de Trípoli, durante una marcha en la que fue incendiado un restaurante de una conocida cadena de comida rápida norteamericana.

Horas antes, la jornada de ira había arrancado en Yakarta, donde decenas de iracundos musulmanes se concentraron frente a la embajada norteamericana al grito de “muerte a EEUU” y “muerte a los judíos”.

Los congregados corearon consignas como “EEUU es el responsable de la islamofobia en el mundo” y exigieron disculpas a Washington por un filme satírico que ha sido atribuido tanto a un productor de origen judío como a los miembros de la comunidad copta (cristianos de Egipto) afincada en territorio norteamericano.

Las provocativas imágenes, que duran 14 minutos, circulan en internet como el avance de una supuesta película que nadie recuerda haber visto.

En el Cairo, decenas de islamistas, en su mayoría salafistas (rigoristas islámicos) pero también miembros del ala más beligerante de los Hermanos Musulmanes tomaron la emblemática plaza de Tahrir al grito de “Alá es el más grande”.

Además, un grupo de manifestantes asaltó la base de la Fuerza Internacional de la ONU en el Sinaí, acción en la resultaron heridos tres soldados colombianos.

La situación es especialmente delicada en Egipto, donde el nuevo presidente, el islamista Mohamad Mursi, debe lidiar con las presiones de los elementos más radicalizados y defender la alianza con EEUU, pieza fundamental para su debilitada economía.

El miércoles, dos días después de que grupos salafistas asaltaran la embajada estadounidense en el Cairo, el presidente egipcio condenó en Bruselas “las difamaciones al profeta”.

Un día más tarde, en Roma, calificó los ataques a las legaciones de “pueriles” e “irresponsables” y afirmó que “no tienen otro efecto que alejar la atención del mundo de los verdaderos problemas como la situación Siria y la cuestión palestina”.

Mursi también expresó su dolor por la muerte del embajador de EEUU en Libia, Chris Stevens, víctima de un grupo de fanáticos musulmanes que al socaire de las protestas asaltaron el consulado norteamericano en Bengasi.

Igualmente explosiva es la situación en Yemen, nación a la que el Pentágono ha tenido que enviar un pelotón de marines para proteger sus instalaciones diplomáticas, acosadas por los radicales desde hace varios días.

Las protestas volvieron a repetirse en Saná, aunque al parecer las fuerzas de Seguridad locales pudieron contener a los cerca de 2,000 manifestantes que permanecen en torno a la embajada.

En Irán, miles de personas, convocadas por el oficial Consejo de Coordinación de la Propaganda del Irán Islámico, se manifestaron en Teherán y otras ciudades al concluir la oración al tradicional grito de “muerte a EEUU”, “Muerte a Israel”.

Manifestaciones de protesta similares también tuvieron lugar en otros países de mayoría musulmana como Marruecos, Nigeria, Argelia, la India, Afganistán, Jordania, Palestina, Pakistán, Irak, Bangladesh, y Turkmenistán.

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