El Día de los Muertos: No Compre droga, no deje derramar sangre

Las manifestaciones contra las embajadas de Estados Unidos por todo el Medio Oriente podrían fácilmente estar sucediendo en las embajadas en México y Centroamérica, donde las políticas estadounidenses relacionadas con el narcotráfico han causado la muerte de 70 mil personas tan solo en México, y un número no conocido de muertos a causa de tiroteos, puñaladas y plagios por toda Centroamérica.

Junto con la política migratoria de los Estados Unidos, incluyendo la presión que los Estados Unidos ejerce sobre el gobierno de México para de rehusar entrada y protección a los migrantes centroamericanos, y la política cruel de separar familias radicadas en los Estados Unidos, la rabia que muchos sienten hacia los “yanquis” necesita sólo una chispa para que prenda fuego.

Yo quisiera sugerir una estrategia más productiva, que, además, puede unificar a los latinos en ambos lados de la frontera. A la raíz de la tragedia es el mercado para drogas ilegales en los Estados Unidos, el resultado de las actividades de 20 millones de ciudadanos. Mientras existe aquel mercado, existirá una industria que produce drogas ilegales que solo puede resolver sus disputas internas por medio de la violencia. Arrestos en cualquier nivel, represión y asesinatos proveen sólo una supresión temporal la industria de drogas. La combinación de altos niveles de desocupación y el enorme mercado de drogas causa que el narcotráfico se regenere casi inmediatamente cada vez que los gobiernos lo intentan reprimir. La experiencia de los últimos cuatro años de la “guerra” antidroga en México revela un “efecto Medusa”: Se puede cortar una cabeza del monstruo, e inmediatamente crece otras 10 cabezas nuevas. Y mientras tanto la violencia se derrame, afectando miles de personas inocentes.

Mientras que esta violencia no es tan dramática en nuestras comunidades en los Estados Unidos que en México, la escalada de violencia sale de las mismas raíces. Ya la taza de homicidios en los Estados Unidos por año es superior al número de muertes en combate de soldados norteamericanos en Afganistán. También crece una cultura de violencia y falta de respeto para la vida que infecta a toda una generación.

Nuestra primera meta debe ser fomentar una consciencia unificada para que podamos desarrollar una voluntad, también unificada, de resolver este problema. Por lo tanto, esto es lo que propongo:

Debemos declarar una moratoria de 7 días sobre la compra de drogas, empezando con el Día de los Muertos, 1 de noviembre de 2012. Nuestra consigna será: “No compre drogas, no derrame sangre”.

La campaña debe ser creativa e incluir manifestaciones, conciertos, pancartas y propaganda en el Internet. La idea de empezar la campaña en la semana antes de las elecciones tiene el propósito de lograr que los candidatos reconozcan que el problema es el mercado de consumo de drogas en los Estados Unidos.

Mientras muchos de nosotros creemos que alguna forma de legalización respaldada por campañas de salud publica para combatir la adicción puede aliviar la situación, el primer paso es que todos nos pongamos de acuerdo con un reconocimiento de las bases populares de la realidad del problema, y de que la policía no lo puede eliminar con tiroteos.

Nuestra comunidad debe unirse para poner fin a la matanza. Nosotros no constituimos la mayoría del mercado de drogas, ni tampoco fabricamos las armas de fuego. A nosotros nos toca morir, nada más. ¡Basta ya!

Eso es: En el Día de los Muertos, ¡no compre drogas, no derrame sangre!

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