La necesidad de anticonceptivos

Los adolescentes no deberían tener sexo, porque sus consecuencias emocionales, físicas y sociales son difíciles de manejar a esa edad.

En un mundo ideal, la experiencia sexual se reservaría para la adultez. Pero vivimos en un mundo bastante lejano a lo ideal, y la realidad es que casi la mitad de los estudiantes de secundaria en las escuelas públicas de la ciudad de Nueva York reportan ser sexualmente activos.

El temprano inicio de la sexualidad es un tema complejo, que también en un mundo ideal sería enfrentado en la intimidad de cada familia. Sin embargo, los persistentes casos de embarazo precoz obligan al gobierno a ofrecer medidas para responder apropiadamente a los estudiantes que lidian con las consecuencias del sexo prematuro.

Una de estas medidas salió a la luz pública esta semana, cuando un tabloide local reportó que 13 secundarias de la ciudad participan en un programa que provee a estudiantes que lo solicitan acceso a asistencia médica y prescripción para anticonceptivos, incluyendo la “píldora del día siguiente” -la cual previene el embarazo si se toma en las horas que siguen al sexo sin protección. Al inicio del año escolar, los padres en estas escuelas reciben la opción de excluir a sus hijos del plan.

La noticia sobre el programa – Conectando Adolescentes a una Salud Integral, CATCH- se expandió rápidamente por las redes sociales, despertando la pregunta implícita de si las escuelas deberían jugar ese rol en la vida de los estudiantes.

La Ciudad –con una tasa de embarazo adolescente mayor que el promedio nacional- respondió diciendo que buscan evitar que más jóvenes abandonen la escuela y comprometan su futuro con embarazos no deseados.

Tienen razón. Más de la mitad de los estudiantes de high school en la ciudad admiten que nunca han pensado en cómo un embarazo cambiaría sus vidas. De las 7,000 jóvenes menores de 17 años que cada año salen encinta, más de 50% no termina la secundaria –la mayoría de ellas, y sus compañeros con los que muy probablemente no formarán familia, son latinos o afroamericanos. Dos tercios de estas chicas y sus hijos terminarán en la pobreza.

Críticos dicen que el programa incentiva a los jóvenes a tener sexo, pero estudios muestran que el acceso a métodos anticonceptivos entre jóvenes no afecta la incidencia de la sexualidad.

Las noticias sobre el programa “CATCH” sirven como un recordatorio a los padres de la importancia de hablar con sus hijos sobre el sexo y sus consecuencias, antes que sea demasiado tarde. Sin embargo, para los jóvenes que por diferentes razones no esperan para tener relaciones sexuales o no usan protección, es reconfortante saber, desde una perspectiva de salud y educativa, que tienen acceso a personal capacitado y recursos.

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