Acabar con aislamiento de presos

El estado de Nueva York debe seguir el ejemplo de otros estados y reformar la práctica de someter a prisioneros a largos periodos de total aislamiento en espacios reducidos.

Una investigación publicada esta semana por el grupo de defensa de derechos civiles NYCLU revela que Nueva York gasta $76 millones al año en mantener unos 5,000 cuartos de aislamiento extremo en prisiones por todo el estado.

El castigo es inimaginablemente cruel: Unos 4,500 presos pasan hasta 23 horas al día completamente solos, o acompañados por sólo otro convicto, en celdas del tamaño de un ascensor. En algunos casos, la reclusión en estas cámaras de incomunicación puede extenderse por años, según el informe.

El aislamiento extremo puede devastar la condición mental y emocional de los prisioneros, y arruinar sus posibilidades de recuperación y reinserción en sus comunidades y familias. Esta práctica cancela el propósito final de los correccionales: corregir comportamientos ilegales, rehabilitar y evitar reincidencia.

Muchos de los presos sometidos a aislamiento –la gran mayoría afroamericanos o hispanos- cumplen sentencias por delitos no violentos, asegura el reporte, y son incomunicados cuando incumplen reglas de la prisión, como fumar en el baño, vender tabaco masticable o hablarle mal a un guardia.

Tras decenas de entrevistas con presos que han estado en cuartos de aislamiento, los autores concluyen que la práctica es “arbitraria, injustificada e insegura”.

Coincidimos con ello, y apoyamos el llamado a que esta desalmada política sea inmediatamente modificada.

La respuesta del Departamento Estatal de Correccionales y Supervisión Comunitaria al informe de NYCLU, sin embargo, sugiere una gran insensibilidad a los derechos humanos de los prisioneros, y poca disposición a cambiar la inhumana práctica.

Ellos reducen las preocupantes conclusiones del reporte a un “punto de vista” sobre lo que constituye o no una sentencia adecuada para una persona que comete un delito.

Pero una cosa es la sentencia que confiere un juez y otra muy distinta es la decisión arbitraria de someter a un individuo a condiciones que atentan contra su seguridad personal y derechos humanos. Otros estados –como Main y Colorado- han cambiado sus políticas de aislamiento en cárceles para recurrir a la “separación” de prisioneros por cortos periodos de tiempo, únicamente cuando las condiciones del recluso legítimamente lo ameriten.

Si el Departamento se resiste a hacer reformas, el Gobernador Cuomo debe exigir los cambios. De otra manera, éstos deben ser alcanzados por vía legislativa.

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