Votar es fácil para unos y…

Si buscan los Republicanos el fraude, lo encontrarán con los votos por correspondencia

Mi amiga Anabel me quería ver de inmediato. Quería conversar sobre el voto por correspondencia.

En los comicios presidenciales que se aproximan, el estado de Texas no es uno de los estados decisivos. Es un estado sólidamente republicano. Sin embargo, el nivel de apoyo que podrá recibir Obama es un barómetro de cómo se van formando coaliciones de electores para sobreponerse a décadas de un Partido Demócrata débil a nivel estatal.

Los demócratas, solo recientemente, eligieron a Gilberto Hinojosa como presidente del partido a nivel estatal. No ha sido desde la época de los muchachos Kennedy que ha recibido tal impulso la política estatal. A pesar de la gran envergadura étnica, los matices y los temas sociales que le encontrará mucha gente [al igual que la envergadura de la religión católica que le encontraron a la política de los Kennedy], esencialmente significa que ahora el cambio es más evidente, así como lo fue hace medio siglo.

Los establecimientos del poder se atrincheran más en estas épocas y se fían de su titularidad cuando perciben que la infraestructura social se desmorona.

Los residentes hispanos de Texas representan una amenaza porque existe con ellos un vínculo democrático de muchos años y hoy comprenden más del 28% de la población calificada para votar. Sigue en aumento aquel promedio, y en gran medida sigue haciendo que los Republicanos de Texas se pregunten si podrán mantener su predominancia como estado rojo por mucho tiempo más, sin tener que hacer concesiones.

En los próximos años, es probable que Texas se vuelva más bien un estado rojo/azul moteado, urbano/suburbano/cosmopolita, transnacional y más moderado, menos parecido en su perspectiva al actual gobernador y otrora candidato a la presidencia, Rick Perry.

Lo que a Anabel le había inquietado fue una postal de cuatro colores proveniente del Partido Republicano que recibió. Ella es una señora mayor y adinerada, quien ha estudiado, leído y viajado mucho. Ha perdido amistades por lo que le incomoda es el aumento de poder del llamado Tea Party de su distrito electoral. Ella ya no contribuye al partido, aunque sigue recibiendo su correspondencia y solicitaciones de fondos por teléfono.

La postal que recibió por correo llevaba la imagen de George y Barbara Bush. Decía, “Únase a Barbara y al Presidente George H.W. Bush al pedir hoy su papeleta electoral por correo”.

La solicitud de la papeleta electoral por correo estaba parcialmente completa con su nombre, dirección y cuadro marcados con rojo para la elección en noviembre. Todo lo que ella -u otra persona- tenía que hacer era firmar, y le llegaría por correo la papeleta. Ella u otra persona podría votar de esta manera, sin tener que molestarse en presentar identificación. En realidad, ya el partido la había identificado para votar.

En el 2011, más de 30 estados tuvieron bajo consideración legislación que requeriría la presentación de documentos de identificación con foto expedidos por el Gobierno para poder votar. Según la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), más del 11% de los ciudadanos carece de una identificación de esta índole, por lo que debe rebuscarse para lograr un sustituto del documento, o no presentarse a votar.

Según Anabel, el enfoque del Partido Republicano es de sospechar de todos, a menos que esté debidamente documentado, para darle acceso a la urna. Pero todo eso es una falsedad, me dice.

Anabel me explica que años antes una cuñada le llenó la solicitud de la postal para su madre, indicando que se le envíe la papeleta. Su madre nunca tuvo que hacer cola o presentar un documento de identificación con foto del Gobierno, ni siquiera mostrarle el rostro a nadie.

La cuñada llenó la papeleta, se lo dio a su madre para que la firmara, la envió de vuelta y habían cumplido con su deber cívico.

Si buscan los republicanos el fraude, aquí es donde lo encontrarán, con los votos por correspondencia. Se pensaría que los que quieren suprimir el voto irían detrás de las papeletas por correspondencia que se envían a las personas de la tercera edad, quienes nunca se presentan en persona a identificarse -al igual que el personal militar y los trabajadores de emergencias médicas- y las personas a quienes uno no ve en las urnas. En realidad, la abolición del voto por correspondencia de las personas que no están identificadas podría ser la solución.

No te lo creas.

Los derechos y los procedimientos ganados por una lucha dura, como el empadronamiento de votantes, la prohibición de la intimidación, y el animar la participación el día de las elecciones están entre algunas de las formas para efectuar el cambio, explica. Así es como entraron los republicanos y establecieron su predominancia en Texas.

Aún así, nadie renuncia a su poder político con facilidad, dice. Entonces, ahora el esfuerzo es por torcer las reglas y los procedimientos por conveniencia del establecimiento del poder, para que le sea difícil a los que se presentan a votar y fácil para los que no.

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