Doctor Carlos AlfonsoVicepresidenteASOCIACION DENTAL ESTADOUNIDENSE

Los padres no se ponían de acuerdo en su San Pedro de Macorís natal. Su padre, carpintero de profesión, quería que estudiara para abogado y arquitecto. Y su madre, la médico Francisca Maldonado, testigo de las habilidades manuales de Carlos, opinaba que tendrían muy buen uso en la profesión odontológica.

Se salió con la suya doña Francisca y hoy en día el doctor Alfonso es un prominente dentista, ha recibido numerosos premios y reconocimientos, es profesor de prostodoncia e implantes dentales en la Universidad de Columbia y vicepresidente de la Asociación Dental Estadounidense.

En 1988, recién graduado, su padre le dijo: “Estoy muy orgulloso de ti, pero ¿crees que podrías hacerte odontólogo en Estados Unidos?” Carlos aceptó el reto y empezó a tomar cursos intensivos de inglés. En 1990, fue aceptado por la Universidad de Nueva York, donde después de tres años revalidaría su título. A partir de entonces vendría una carrera en continuo ascenso que lo llevaría de una residencia en Harlem College y a cursar estudios de prostodoncia en la Universidad de Columbia, donde se quedaría como profesor.

A su habilidad manual, capacidad académica y devoción por la docencia, el doctor Alfonso añade una gran admiración por su oficio: “Tienes que sentir la pasión”, explica. “No es tan sólo abrir un huequito y tapar un huequito. Tienes que ver todo el ámbito. Como si fuese una obra de arte. También tienes que ver las encías, o sea el marco que rodea el cuadro. Hay que ver la estética, la función, todo el conjunto, para poder obtener el resultado óptimo”.

El poco tiempo libre lo dedica a su esposa Sandra y a sus tres hijos, todos los cuales se preparan para ser odontólogos; de hecho Adalgiza, la mayor, se gradúa en seis meses. También es amante de los deportes y confiesa que es un pelotero frustrado. En su juventud jugó béisbol en la categoría doble A y estuvo a punto de ser fichado por un equipo. No ocurrió así. Al final, San Pedro de Macorís perdió un pelotero y Nueva York ganó un insigne odontólogo y profesor.

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