Afirman que acusado de castración padece ‘desorden bipolar’

Testigo de la defensa sostiene que el modelo portugués Renato Seabra no era responsable de sus actos

Renato Seabra, de 22 años, había venido a Nueva York para recibir el año nuevo con su amante, Carlos Castro, quien, finalmente, resultó cruelmente asesinado.

Renato Seabra, de 22 años, había venido a Nueva York para recibir el año nuevo con su amante, Carlos Castro, quien, finalmente, resultó cruelmente asesinado. Crédito: Fiscalía de Manhattan

MANHATTAN – El modelo portugués acusado de matar y castrar a su amante padecía un episodio maniaco y no era responsable de sus actos, según testificó ayer un sicólogo llamado por la defensa.

Renato Seabra, de 22 años, había venido a Nueva York con su amante, el periodista portugués Carlos Castro, de 65, a pasar la Nochevieja en Times Square, hacer compras y ver obras de Broadway. El viaje se convirtió en una tragedia cuando Seabra mató y castró a su compañero el 7 enero 2011 en el Hotel Intercontinental donde se alojaban.

Según el doctor en psicología Jeffrey Singor, tras revisar el expediente médico de Seabra en los hospitales Roosevelt y Bellevue, donde se le atendió tras el crimen, así como el de su tratamiento en la cárcel, Seabra padece “desorden bipolar” y tuvo su primer ataque maniaco el día del crimen.

Mencionando los informes del hospital Roosevelt -donde Seabra ingresó unas horas después del crimen- Singor destacó: “Le dieron el primer diagnóstico a las 7:22 p.m. y debía estar en mal estado cuando se dieron cuenta ¡tan rápidamente! que necesitaba un anti sicótico y un anti ansiolítico, ocupándose de él rápidamente en lugar de dejarle en la sala de emergencia”.

Singor fue relatando los criterios médicos para diagnosticar esta enfermedad mental que Seabra reúne, según todos los informes médicos. Entre las actuaciones que figuran en los informes están sus declaraciones al personal médico de que “él era el elegido para traer salvación al mundo” que podía sanar y cambiar a las personas con sólo tocarlas, intentando tocar a todo el que estaba a su alrededor, tanto en los hospitales como en la cárcel.

Seabra fue trasladado al Hospital Bellevue en la madrugada del 8 de enero donde su comportamiento siguió siendo delirante e ilógico. Cantaba, reía, hablaba incongruente, se quedaba dormido a ratos, se comportaba inapropiadamente -desde paseándose desnudo, a querer acostarse con la enfermera- tenía momentos de tremenda culpabilidad, otros de gran sexualidad… Actuando con grandiosidad demandaba que la gente le tratase con respeto por ser el elegido de Dios. “Creía que tenía poderes especiales dados por Dios”, declaró Singor.

“Es significativo para usted que después de tres semanas en tratamiento él siguiera con el episodio maniaco”, le preguntó Ruben Sinins, uno de los abogados de la defensa tras repasar los informes de Bellevue donde estuvo hasta abril. “Sí, porque estaba en un ataque agudo”, respondió Singor.

Todos los doctores que han tratado a Seabra han coincidido en un diagnóstico consistente de su enfermedad mental por lo que para Singor -que al cierre de esta edición continuaba su testimonio- confirma que “Seabra no era responsable criminalmente de sus actos”.

Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain