Diálogos de paz en encrucijada

Primer asalto de Gobierno y FARC en Oslo marca un difícil camino a un acuerdo

Tres de los negociadores de las FARC durante la conferecia de prensa.

Tres de los negociadores de las FARC durante la conferecia de prensa. Crédito: efe

Bogotá – El primer “asalto” entre los negociadores del Gobierno de Colombia y los de las FARC, que ayer abrieron un diálogo en busca de la paz, dejó ver discrepancias abismales y recordó que el proceso está plagado de dificultades más que de rosas.

Así lo consideró el analista y académico colombiano Vicente Torrijos, para quien en este “primer ’round’” el jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, y el de la guerrilla, Luciano Arango Marín, alias “Iván Márquez”, le dejaron claro al mundo que parten de distintas premisas.

“Yo creo que hay un gran abismo entre lo que consideran el Gobierno y las FARC que es la terminación del conflicto”, dijo Torrijos, al argumentar que mientras los primeros la entienden como la dejación de las armas, los segundos la persiguen para garantizar sus objetivos estratégicos históricos.

Y es que mientras el exvicepresidente de la Calle ciñó la discusión a los temas de la agenda acordada previamente, que son el desarrollo rural, las garantías para el ejercicio de la oposición política y el cese del conflicto, entre otros, el número dos de la guerrilla quiso meter la cuchara en el modelo de desarrollo.

En un largo discurso, “Iván Márquez” criticó que “para el Gobierno están primero las transnacionales que las familias colombianas”, propuso revertir los acuerdos de comercio exterior y también llamó a abordar una verdadera reforma agraria en Colombia.

“La conclusión es que hay una cadena de discrepancias que harán mucho más difícil este proceso de lo que el presidente (Juan Manuel) Santos había previsto”, observó Torrijos.

Sin embargo, para el copresidente de la Comisión de Paz del Congreso colombiano y representante del Polo Democrático Alternativo (PDA), Iván Cepeda, estas posturas abismales “no son ninguna sorpresa”.

“Era previsible que tras 50 años de conflicto lleguen a la mesa con posiciones radicales y opuestas; es comprensible y hasta natural que así sea en un proceso de estas características”, dijo.

Mientras tanto, en las redes sociales el optimismo inicial de los colombianos se evaporaba y muchos rechazaban los argumentos de “Iván Márquez” en torno a su justificación de por qué las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se alzaron en armas en 1964. Frente al dolor de las víctimas, Marleny Orjuela, quien preside una de las organizaciones que más ha luchado por el fin del secuestro, en su caso por el de policías y militares, recordó que “esto que se viene no es fácil”.

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