Los rezagados del huracán

NUEVA YORK – Aunque casi todos los negocios del corredor comercial de Fordham Road, en El Bronx, estaban cerrados, en las bodegas y supermercados que abrieron se veían algunos compradores de último minuto, abasteciéndose de alimentos en preparación para el huracán Sandy.

Uno de esos compradores era la madre hispana Ariana Sánchez, quien salió del supermercado Morton Williams con un carrito repleto de comida.

“Por la experiencia del huracán Irene del año pasado, pensé que las autoridades de la ciudad están exagerando la gravedad de la tormenta Sandy, así que no me preocupé mucho y decidí salir hoy (lunes) a abastecerme de alimentos”, dijo Sánchez, quien tiene cuatro hijos de seis, cuatro, tres y dos años de edad. “Aquí llevo leche, jugo, pan, jamón, pavo, comida enlatada”.

Hasta la tarde de ayer habían caído chubascos esporádicos y por ratos el viento azotaba con fuerza. A lo largo de Fordham Road, entre Jerome y Grand Concourse, se veían abiertas, con escasos clientes, dos farmacias, una pizzería, dos bodegas y una tienda de ropa para caballeros.

A Fausto Cariño, otro comprador de último minuto, su esposa casi le jala las orejas porque se le olvidó comprar los pañales para su bebé de un año de nacida. “Ya yo había hecho la compra de los comestibles para pasar el huracán Sandy, y mi esposa me hizo salir en medio de la lluvia y el viento a comprar los pañales de mi hija”, dijo Cariño. “Espero que el huracán se disuelva antes de entrar a Nueva York y que no cause ningún daño”, pidió.

José Hernández, de 48 años, recordó el paso del ciclón David en Puerto Rico en 1979, señalando que comparado con la tormenta Irene que azotó a Nueva York en 2011, “es una diferencia del cielo a la tierra”.

“Aunque el ciclón David no dio de lleno en las isla de Puerto Rico, sí causó inundaciones, se llevó el techo de zinc de muchas casas y derribó árboles y provocó deslizamientos de tierra”, dijo Hernández. “Yo vivía en el campo, en Ponce, con mi abuela y mi mamá, y recuerdo que en prevención del paso del ciclón, aseguramos con tablas de madera las ventanas, y cuando azotó, duramos dos días incomunicados porque el río le cerró el paso a la comunidad”, recordó Hernández.

El ciclón David dejó siete muertos en Puerto Rico y más de 2,000 en República Dominicana, destruyó la ciudad de Santo Domingo y produjo miles de millones en pérdidas cuando atravesó el país de sur a norte el 31 de agosto de 1979.

Por eso, cuando se habla de huracanes, Martha Salcedo se lo toma en serio, porque ella vivió en carne propia el paso del ciclón David en República Dominicana. “Irene fue un aguacero en comparación con lo que es un huracán”, dijo. “La gente debe tomarse esto en serio y seguir las directrices de las autoridades de la ciudad, porque aunque sea de categoría uno, un huracán puede causar mucha destrucción”, indicó.

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