Sin Subway no hay paraíso

A falta de trenes, el bus fue la mejor alternativa ayer para trasladarse en la ciudad de Nueva York.

A falta de trenes, el bus fue la mejor alternativa ayer para trasladarse en la ciudad de Nueva York. Crédito: HUMBERTO ARELLANO / EDLP

Nueva York – La difícil labor de ir al trabajo después del paso del huracán Sandy se ha convertido en una odisea.

Debido a la suspensión del servicio de trenes por las secuelas de la tormenta, muchos se la ingeniaban ayer para llegar a sus lugares de trabajo.

En el Alto Manhattan decenas de personas esperaban por los autobuses con el fin de acudir a su trabajo desplegando el mejor humor y resistencia neoyorquinos.

En la parada de los autobuses 4 y 5, que llegan hasta la calle 34 y South Ferry respectivamente, en la esquina de Broadway con la calle 157 algunos dijeron llevar más de una hora de espera.

“Han pasado más de 10 guaguas desde que llegué, pero la mayoría no tienen servicio”, se quejó José Vázquez que estaba decidido a llegar como fuera a su trabajo en la calle 59.

Los autobuses bajaban abarrotados de pasajeros pero en el tercero que paró desde mi llegada, Vázquez logró entrar, enviando una sonrisa y saludo cordial.

El destino de Charles White era la calle 42. “Pensé en ir a trabajar más tarde para evitar la hora punta, pero parece que mi estrategia no está funcionando”, se lamentó White.

“Podríamos entrar cinco o seis de nosotros”, se quejó María Hernández, señalando la falta de solidaridad de quienes se encontraban ya en el autobús pero no se movían hacia atrás.

En Queens, los pasajeros formaron largas filas y otros optaron ir a pie o usar otros medios para movilizarse, como Marcos Badillo, quien usó su bicicleta para ir a una frutería en Queens donde labora.

“Los buses están llenos, llegué en mi limosina, allí la tengo estacionada “, dijo Badillo bromeando. Y agregó que no está acostumbrado a andar en bicicleta pero se ha visto en la necesidad de pedalear por 45 minutos para no faltar a su trabajo porque gana por día.

Martha Heredia, quien labora en una lavandería desde hace cuatro años, no tiene ningún problema para llegar a su trabajo ya que vive cerca del negocio, contrario a su esposo, para quien el tren es fundamental a la hora de dirigirse a cumplir con sus funciones laborales.

“Mi esposo obligatoriamente tiene que tomar el tren. El se tarda casi una hora, pero ahora está en casa porque el restaurante donde trabaja quedó destruido por el huracán y no regresará hasta que saquen toda el agua y lo reparen”, comentó Heredia.

“Ha sido un día bien ocupado porque mucha gente no ha ido a trabajar y están aprovechando para lavar”, precisó Heredia.

Karen Martínez esperaba ansiosa la llegada del bus para acudir a una entrevista de trabajo en Flushing.

“El bus se está demorando. Me urge ir la cita, ellos me dijeron que fuera otro día, pero hace seis meses que no tengo trabajo y estoy desesperada”, dijo Martínez.

Los pasajeros pueden viajar gratuitamente mientras el sistema de trenes se encuentre suspendido.

“Bendito sea Dios que el bus es gratis. Con esta situación es una ayuda “, exclamó Martínez, al enterarse del servicio gratuito.

María Rojas manifestó que es un gran alivio la reanudación del servicio de autobuses en la ciudad.

“Siempre ando en tren, no sé cómo funcionan las rutas, pero al menos están funcionado los buses. Voy a ir al hospital a visitar a mi hermana”, dijo Rojas.

El conductor Manuel González indicó que no ha tenido descanso, que en los días que no prestaron servicio al público en general, transportaron a personas evacuadas tras la tormenta.

“Hasta tres horas para llegar a Manhattan. Los buses se están llenado rápido”, destacó González, quien lleva 31 años operando buses de la Autoridad Metropolitana de Transporte.

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