Salvan a jóvenes de las pandillas

MÉXICO, D.F. – Los hermanos guatemaltecos “Godínez” encontraron en México el alivio al pandillerismo de su país. Como pocos, tuvieron la suerte de llegar a uno de los albergues ubicados en la frontera norte que dan atención a adolescentes; de lo contrario, hubieran sido regresados a las garras de la Mara Salvatrucha, cuyo poder se extiende por Centroamérica desde El Salvador.

La organización YMCA los recibió en Tijuana. Uriel González, encargado del refugio, explica que les dio atención psicológica, médica y social, además de techo y comida, hasta que las autoridades migratorias voltearon los ojos a los tres chicos que decidieron dejar atrás una vida de violencia y autodestrucción.

El tipo de atención es un ejemplo que buscan en México activistas de Sin Fronteras y la Coalición Internacional contra la Detención que esta semana arrancó una campaña para concientizar al gobierno y la sociedad sobre estos efectos.

“La mayoría de las niños inmigrantes que pasan por el país no tienen justamente el perfil de refugiados, pero sí necesitan protección y se debe de revisar caso por caso”, detalló Gisele Bonicci, representante de la Coalición para las Américas. “Si a estos niños se les expulsa pueden correr graves peligros”.

La detención por razones migratorias tiene un impacto devastador sobre el desarrollo físico, emocional y psicológico de los menores y “debemos poner fin a esta práctica creciente”, señala.

De acuerdo a la legislación mexicana, como regla general, todas las personas que entren de manera irregular o que se encuentren en el país sin la documentación adecuada serán detenidas.

A pesar de que la ley establece que todos los menores en dicha situación deberán ser referidos al Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) en la práctica, la gran mayoría de niños permanecen detenidos antes de ser expulsados.

En el caso de los menores de 12 años, sus opciones de atención separados de los adultos son escasas.

“En general son tratados de manera inadecuada”, observa González. “Son mezclados con los adultos y hay muchos abusos físicos, sexuales y hasta reclutamiento para el crimen organizado”.

YMCA cuenta con cuatro casas en Tijuana, Baja California; en Agua Prieta, Sonora, en Ciudad Juárez, Chihuahua, y en Piedras Negras Coahuila, pero en el ala sur, los jóvenes están completamente desprotegidos.

Sólo en lo que va de 2012, fueron alojados y deportados 4,745 menores de edad; de los cuales, 3,485 eran adolescentes y 900 menores de 12 años, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Migración (INM).

“Si los niños vuelven y vuelven una y otra vez significa que tienen un problema en su país y la detención debe ser el último recurso”, observa Bonicci.

Después de ser escuchados, los hermanos Godínez recibieron el estatus de refugiados. Hoy tienen 19,18 y 15 años. Los dos primeros trabajan en Baja California para que el menor concluya sus estudios de preparatoria y, quien sabe, hasta sea un profesionista mexicano de origen guatemalteco a quien se le dio una oportunidad.

La campaña contra la detención de menores inmigrantes inició en Australia, pero se concentra en ocho países que requieren “atención urgente” como México y Grecia. El próximo año se replicará en Sudáfrica, Israel y Malasia.

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