Debaten control de préstamos
Buscan que sea el gobierno federal y no los estados el que los regule
ÚLTIMA de una serie de dos
A Mariano Maltez, un chófer de camiones de carga en Rialto, California y cliente de Chase Bank desde hace ocho años, le negaron un préstamo de 3 mil dólares que necesitaba para pagar los impuestos de su casa.
Maltez terminó con un prestamista independiente dejando el título de propiedad de su camioneta valuada en 6,500 dólares a cambio de un préstamo de 3,000 dólares a tres años pagando 370 dólares al mes.
“He tenido mala experiencia con los bancos, no me quisieron prestar 3 mil dólares pese a que tengo cuenta de ahorros y cheques con ellos desde hace 8 años. La compañía donde trabajo me deposita ahí, directamente, mi cheque de pago”, dijo.
“En cambio sólo lleve el título de mi carro y los talones de cheque (de pago) y me dieron el préstamo no he fallado con ningún pago mensual”, señala Maltez, quien en un año ha pedido tres préstamos de este tipo.
Los bancos han incrementado sus restricciones sobre el capital disponible y el puntaje de crédito es un elemento clave para calificar, no sólo para financiamiento de un auto o una casa, pero también en préstamos de efectivo.
En California las leyes estatales permiten solo préstamos de más de 2,500 dolares y menores de 500 (300 máximo establecido para los llamados payday loans).
Sin embargo, como explica Oscar Rodríguez, director ejecutivo de la empresa LoanMart, una de las empresas de préstamos alternativos más grande del estado, con sede en Encino, la mayoría de las personas que recurren a prestamistas independientes requieren un promedio de mil y 1,500 dólares.
Es por eso que muchos recuerren a prestamistas o financieras que tienen licencias para operar en diferentes estados con diferentes regulaciones, aún cuando la transacción se realice en California, agrega Rodríguez, también presidente de presidente de Equal Access Auto Lenders of California asociación estatal que aboga por opciones de acceso al crédito para consumidores y la educación financiera.
Pero Kamala Harris y otros 40 procuradores estatales enviaron una carta al Congreso manifestándose en contra del proyecto de ley de Innovación y Modernización del Acceso a Crédito de los Consumidores (H.R 6139), la cual se encuentra ahora en un comité congresional y busca restarle autoridad a los estados en la regulaciónde los préstamos alternativos de corto plazo, permitiendo a los prestamistas extender el crédito a los consumidores si hay una base razonable para creer que pueden pagar los préstamos, pero sin establecer estandares específicos al respecto.
El Centro para Préstamos Responsables, así como los grupos minoritarios en el Congreso, se oponen también a la H.R. 6139 por considerar que ésta minimiza el efecto de la recientemente creada Oficina de Protección Financiera del Consumidor a nivel federal.
Si pasa, la H.R. 6139crearía un capítulo federal para los prestamistas no bancarios con supervisión federal, no estatal.
La industria de los préstamos a corto plazo insisten en que la legislación proveería nuevos productos ahora prohibidos por las regulaciones estatales.
“Si el gobierno pone topes a la tasa de interés que se puede cobrar sobre un préstamo, la demanda no desaparece, la gente con necesidad de tener acceso rápido a dinero en efectivo para una emergencia sigue estando ahí, pero no hay bancos dispuestos a correr el riesgo con ellos”, sostiene Rodríguez, quien considera una “violación a los derechos civiles” el negarle las opciones a este grupo de la población, principalmente minorías de bajos recursos.
“El hecho es que las opciones para una solución financiera para situaciones de emergencia a corto plazo son prácticamente inexistentes en los bancos y si las tienen no quieren ofrecerlas porque resultan tan caras como las que se ofrecen por fuera y no quieren tener una mala imagen”, dice Rodríguez. “Si no tienes un vehículo para reparar tu crédito, te quedas ahí. Eso está pasando ahora y va a afectar a muchas generaciones .si tienes mal crédito no puedes comprar un auto, una casa o conseguir financiamiento para ir a la escuela”.
Joel Espinoza, de Rancho Cucamonga, tiene cuenta de cheques y ahorros, pero cuando se iba a casar, tres meses atrás, y necesitaba 3 mil dólares, ni siquiera intentó pedir un préstamo bancario.
“No tengo mucha experiencia lidiando con los bancos, no me gustan las tarjetas de crédito porque son muy complicadas con los intereses y luego uno se queda hasta el tope”, dice. En cambio recurrió a un prestamista independiente y dejó como garantía el título de su camioneta Chevy Tahoe, 2001. En menos de 24 horas tenía los 3 mil dólares, pero también una deuda de doce mensualidades de 432 dólares cada una.
“Se me hacen medio agresivos, pero es una necesidad. Creame que nunca lo hubiera pedido de no ser así, pero es la última vez que hago esto”, dice Espinoza.