Dolor por padre dominicano atropellado en Brooklyn

Ayer, un juez le leyó los cargos a Adam Recio, acusado por el accidente que culminó con la vida del hispano Raúl de la Cruz, mientras familiares de la víctima levantaron un altar

Su madre Carmen, de 66 años, y otros familiares aún no encontraban respuestas a la muerte del empleado de un estacionamiento de la calle 23 de Manhattan.

Su madre Carmen, de 66 años, y otros familiares aún no encontraban respuestas a la muerte del empleado de un estacionamiento de la calle 23 de Manhattan. Crédito: EDLP / Humberto Arellano

Brooklyn – Vestido con una chaqueta roja con el nombre de “champion” en la espalda, Adam Recio lucía como un campeón derrotado al momento que el juez leyó los cargos iniciales que se le imputan por atropellar fatalmente a Raúl de la Cruz, de 36 años.

Recio, de 27, fue acusado por abandonar la escena del accidente fatal, ocurrido el jueves a las 5 a.m. en la intersección de Borinquen Place y la calle Keap. En el hecho también resultó severamente herida Melania Batantis, de 24 años, quien permanece en Elmhurst Hospital Center en condición crítica, pero estable.

Al acusado también se le responsabiliza por manejar sin licencia el vehículo Chevy Malibu 2004 de su padre, que abandonó luego del incidente.

Moviendo nerviosamente las manos, el hombre de Crown Heights sobre quien pesan arrestos anteriores por drogas, falsificación y robo escuchó al juez otorgarle una fianza de $500,000 en bienes o $2,500 dolares en efectivo.

Instantes después, se volteó a la audiencia para ver con tristeza al único familiar que lo acompañó en la corte de Brooklyn. A la salida, acompañada de su abogado, la mujer furiosa se negó a declarar.

La semana que viene se sabrá cuándo Recio enfrentará al Gran Jurado que decidirá si lo sentencian hasta siete años máximo de cárcel por estos cargos o, según los resultados de la investigación, se le agreguen otros nuevos.

En Los Sures, donde Raúl de la Cruz vivía, sus amigos colocaron un altar con su foto, velas, flores y botellas vacías de cerveza en el lugar donde su cuerpo aterrizó, tras ser impactado por Recio y otro conductor que venía en el canal contrario, quien sí permaneció en el sitio.

En el humilde apartamento de la calle Sur 3, su madre Carmen, de 66 años, y otros familiares aún no encontraban respuestas a la muerte del empleado de un estacionamiento de la calle 23 de Manhattan.

Sin tener claros los detalles del velorio que su hermana Ingrid está arreglando, todos pedían que se culpe al responsable que le robó a la hija de De La Cruz, Yaisnet, celebrar su octavo cumpleaños en compañía de su padre.

“Lo que queremos es que se haga justicia, porque ayer ella preguntó todo el día por qué su padre no la había llamado y no supimos qué decirle”, dijo Enna López, cuñada del dominicano que se mudó a Nueva York a los 12 años. Para ella, sus padres y su hermana, de 10 años, planeaban una fiesta en el local Chuck E. Cheese.

“Cuando era niña esa avenida era doble vía y nunca había tantos accidentes como ahora. Ahora con esa isla que pintaron la gente se confía, pero los conductores no los ven ni respetan el rayado”, agregó.

“Esa muerte se pudo haber evitado”, dijo Mariana Abreu, quien trabaja en un negocio cercano. “Hace menos de un año mataron a otro joven”, recordó.

“Deben mejorar la señalización, porque cuando cambia la luz los carros salen disparados y no ven a los que cruzan”, agregó la comerciante.

Según Nicole García, vocera del Departamento de Transportación de la ciudad, esta agencia está revisando un informe de la legisladora Diana Reyna y estudiando las opciones para que esas vías sean más seguras.

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