¿Prospección sería un riesgo?
Además del peligro para los humanos afectaría al ecosistema de zona
NUEVA ORLEANS, Luisiana, EE.UU. (AP). El incendio de una plataforma de prospecciones de crudo en el golfo de México, que dejó dos desaparecidos y cuatro heridos con graves quemaduras, es un recuerdo del peligro de este tipo de operaciones y el riesgo que plantean al ecosistema de la zona y la costa.
La Guardia Costera buscaba el sábado a dos obreros desaparecidos tras el incendio del viernes, que ocasionó una columna de humo negro semejante a la emitida por la explosión de la Deepwater Horizon en el 2010, que afectó la industria del petróleo y la vida en la costa del Golfo.
El incendio, que comenzó cuando los obreros utilizaban un soplete de oxiacetileno para cortar una tubería, dejó en estado crítico por lo menos a cuatro empleados, que sufrieron extensas quemaduras.
Los mandos de la Guardia Costera dijeron en un parte difundido el sábado que varios helicópteros buscan a los desaparecidos, al igual que una patrullera naval.
Las imágenes del viernes fueron similares a las del incendio de la Deepwater Horizon que mató a 11 trabajadores y causó un derrame de crudo que durante meses no pudo ser controlado. El incendio del viernes ocurrió un día después que la firma británica BP PLC se declaró culpable de varias acusaciones en el derrame del 2010 y pagó 4,500 millones de dólares, incluida una multa récord.
Empero, hubo importantes diferencias entre el último incendio y el del 2010, que ocasionó en mayor derrame marino en la historia de Estados Unidos: El incendio del viernes en la plataforma situada a unos 40 kilómetros (25 millas) al sudeste de Grand Isle, Luisiana, fue sofocado a las pocas horas, mientras que la Deepwater Horizon ardió durante más de un día, estalló y se hundió.
El lugar del incendio del viernes es una plataforma ubicada en aguas poco profundas, en lugar de otra en busca de nuevos yacimientos en el lecho del fondo marino a más de 1,600 metros (1 milla) de profundidad.
La profundidad del que estalló en el 2010 a 1.6 kilómetros (1 milla) de profundidad del lecho marino, demostró ser un gran desafío para controlar el desastre.