La ubicación de los espejos.

Los espejos nos atraen, amplían el espacio e incluso sirven para disimular columnas. Además, tienen…

IM_20121119_SKYWORD03_311199881

Crédito: www.morguefile.com

Los espejos nos atraen, amplían el espacio e incluso sirven para disimular columnas. Además, tienen la capacidad de reflejar todas las cosas a las que se enfrentan. Por lo cual, cabe preguntarnos, ¿qué queremos ver?

Si bien es cierto que a veces es poco recomendable poner esta clase de elemento decorativo frente a la puerta de entrada, debo decir que depende mucho de las características del espejo. Desde luego, lo que no recomiendo es que sea demasiado grande y que, en lo posible, tenga un buen marco que lo ponga en evidencia en el plano de la pared que lo contiene.

Existen sólo dos lugares donde se podrían colocar espejos de suelo a techo. Uno de ellos es el salón, creando así una sensación de amplitud bastante agradecida cuando no contamos con una gran estancia. El otro sitio, es el interior de los armarios en el dormitorio o en el vestidor.

En el baño, esta superficie es absolutamente necesaria y se pueden encontrar una gran variedad de estilos, modelos y tamaños que se ajustarán a la perfección a la decoración y a la disposición de los lavabos.

Pero, precisamente por la cualidad que tienen los espejos de atraer la atención, no es aconsejable colocarlos en lugares de paso, o en el final de los pasillos. Tampoco en la parte exterior de los armarios y mucho menos en el techo del dormitorio, ¡por más erótico que esto pueda parecernos!

Hay dos razones fundamentales por las cuales los espejos no deberían permanecer a la vista en los dormitorios, y la primera de ellas tiene que ver con la tranquilidad de nuestro sueño, que se debe a un espacio contenido y conocido. La segunda, tiene que ver con nuestra propia autoestima. Puede que todos los días nos veamos preciosas, diosas, con buena cara y hermosas al despertar, pero el día que, por cualquier motivo, no nos sintamos de esta manera, podemos encontrar los mil defectos en nuestro cuerpo, descubrir que hemos engordado algún kilo o que la gimnasia no hace milagros ya, aunque hacía 5 años todo parecía ideal. Dejemos, por favor, todas estas reflexiones para el cuarto de baño, después de lavarnos la cara, arreglarnos el pelo y darnos los buenos días a nosotras mismas. Luego, ya tendremos tiempo de elegir la ropa, abrir la puerta del armario y contemplar lo bien que nos va el nuevo vestido en ese hermoso espejo de cuerpo entero que nos regala la sorpresa de admirarnos cuando realmente lo deseamos.

Otro detalle que no quiero dejar de mencionar se refiere a la calidad del espejo en sí, es mejor si no están biselados, si reflejan la realidad, si no nos adelgazan, engordan o deforman. Tampoco es aconsejable decorar con antiguas piezas que tengan zonas oscuras o roturas en parte alguna. ¡Los siete años de mala suerte de romper un espejo sólo se cortan cuando ponemos uno nuevo!

Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain