Señalan de terrorista a mexicano

FBI arresta a cuatro personas y los acusa de colaborar con Al Qaeda

Miguel Santana anheló tanto ser parte de la milicia talibana, que cuando se enteró que su hermano quería enlistarse en el Ejército de Estados Unidos, lo amenazó sin cortapisas: “Te mataré si nos encontramos en el campo de batalla”.

Santana, quien nació en México hace 21 años y vivía con sus padres en la ciudad de Upland, es uno de los cuatro californianos arrestados por autoridades federales y locales hace unos días por intentar unirse al grupo terrorista Al Qaeda y planear el ataque de objetivos estadounidenses en Afganistán.

Él y sus presuntos cómplices, Ralph Deleon, un filipino de 23 años y vecino de Ontario, y Arifeen David Gojali, un vietnamita de 23 años y residente de Riverside, fueron detenidos el viernes y presentados ante un tribunal federal en Riverside el lunes. Un cuarto sospechoso, Sohiel Omar Kabir, de origen afgano, de 34 años y habitante de Pomona, fue detenido en Afganistán.

Tan grande era el deseo de Santana de viajar a Medio Oriente para ser adiestrado en los campos de Al Qaeda, la organización detrás de los atentados del 11 de septiembre de 2001, que pasó una temporada en México aprendiendo a disparar distintos tipos de armas, incluyendo rifles AK-47, y practicó la elaboración y uso de explosivos, de acuerdo a un informante que estuvo dentro del grupo.

Ayer, la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) no quiso profundizar en el entrenamiento en manejo de armas de asalto que recibió Santana en territorio mexicano. “Esta es una investigación que continúa”, expresó David Bowdich, encargado de la División de Contraterrorismo de esa corporación.

Según la fuente del FBI, Deleon se refirió así del viaje a México que hizo Santana como parte de la supuesta conspiración: “Él tiene familia que tiene, tú sabes, armas”.

Para el mexicano era la primera escala hacia el “Sur-Centro”, como llamaba al país árabe, comparándolo con una de las zonas más violentas de Los Ángeles.

“Esto es lo que deseo hacer en esta vida”, dijo Santana sobre su idea de convertirse en un francotirador del Talibán, de acuerdo a la denuncia federal. “Es lo que más me emociona”, expresó acerca de atacar bases militares de EE UU y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), así como a contratistas privados en territorio afgano.

La fascinación de Santana por el extremismo de Al Qaeda comenzó en 2010, cuando conoció a Kabir a través de un amigo que tenían en común. Fue el contenido de los mensajes de Anwar Al-Awlaqi, el fallecido vocero del grupo terrorista, lo que le cambió la perspectiva del mundo. Cambió el catolicismo por el Islam.

Fue así como el joven encontró lo que no pudo hallar en las pandillas: una razón por la cual pelear. Poco después se autonombró Muhammad Khalid Mikaeel Khattab.

“Nadie debería pensar que la muerte de un Mujahid (un guerrero de la Guerra Santa o la Jihad) detendrá o entorpecerá nuestro movimiento”, escribió en su cuenta de Facebook.

Aunque Santana y sus cómplices, según el FBI, fueron más allá de compartir en las redes sociales mensajes de Al-Awlaqi, escritos de Osama Bin Laden o artículos de militares de EE UU muertos en Afganistán, al grado de adiestrarse en campos de tiro del sur de California, seguir las doctrinas integristas musulmanas y planear unirse al Talibán a través de Kabir, quien ya los esperaba en Afganistán.

Incluso compraron los boletos de avión para llegar a ese país, vendiendo objetos personales, tomando dinero de becas escolares y pidiendo prestado a sus familiares. Su plan era salir el 18 de noviembre, partiendo de la Ciudad de México a Estambul, y luego hasta Kabul, la capital afgana.

Se harían pasar por jóvenes interesados en el negocio de la exportación de perfumes, escondiendo sus intenciones debajo de trajes, rostros afeitados y revistas deportivas. No sabían que el FBI seguía cada uno de sus pasos desde que idearon la conspiración.

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