“Macho” Camacho: Un criminal con suerte

Con la muerte oficial del triple campeón mundial de boxeo Héctor “Macho” Camacho el pueblo vuelve a sufrir, pero de amnesia selectiva. Además de su atribulada madre, doña María Matías, seguro que muchos otros puertorriqueños y niuyorricans han expresado lo mismo: “Ay bendito, tan bueno que era”.

Y se les olvida que desde los 15 años, cuando estuvo preso durante unas horas en Ricker’s Island por intentar robar un auto, el “Macho” se destacó por dar golpes a lo loco en el cuadrilátero y fuera de él. Que fuera cómico, “loquito”, extrovertido, no le quita que fuera lo que se le llama en Puerto Rico un charlatán, un títere. Lo triste es que a ese es el ídolo que hoy muchos lloran y al que le rendirán múltiples homenajes.

Nadie puede justificarlo diciendo que el pobre, “bendito”, cayó en la delincuencia por culpa del ambiente en el cual se crió, porque son millones las historias de puertorriqueños que emigraron a Nueva York, que se criaron en El Barrio, y que hoy día no sólo dejan una huella importante en el mundo, sino también en sus hogares, honrando y enalteciendo su herencia.

¿Cuál es la diferencia entre “Macho” y la jueza del tribunal Supremo de EE.UU., Sonia Sotomayor? ¿Que él por ser hombre estaba más expuesto a la violencia? Cada cual decide qué hacer con su vida. El decidió fanfarronear, ser el bravucón, el más guapo, imponerse por la fuerza enmudeciendo a golpes a la razón. “Macho” iba por encima de la justicia.

Es cierto que como atleta, en ese mundo del boxeo, cosechó múltiples triunfos por la velocidad y la fuerza de su pegada. Eso es indiscutible. Pero apuesto mi cascabel, y no lo pierdo, a que si hacemos una búsqueda en las cárceles de Puerto Rico y Estados Unidos, encontramos criminales con una pegada más fuerte y más rápida que la del “Macho” y Mike Tyson, entre muchos otros.

Al igual que esos otros confinados, “Macho” fue un delincuente. La diferencia fue que sus triunfos en el boxeo le permitieron ceñirse la faja de impunidad durante el resto de sus 50 años.

El individuo robó, asaltó, lo agarraron con pastillas de éxtasis, su exesposa lo acusó dos veces de violencia doméstica y este año fue detenido en Florida porque su hijo menor lo acusó de haberlo agarrado por el cuello y tirarlo contra el piso porque estaba enojado ante la desaparición de una bolsa de dinero en la casa.

Ese hijo dijo a las autoridades que su padre “estaba drogado”. “Ay bendito, tan bueno que era”.

Por menos que eso, hay miles de personas tras las rejas. Pero la suerte del “Macho” le permitía ser detenido por unas horas y luego salir bajo fianza. En toda su carrera delictiva, lo más que llegó a estar preso fueron dos meses, en los cuales no aprendió nada a juzgar por el incidente que le costó la vida.

Recientemente, mientras desataba su furia contra sus seres amados, en el exterior trabajaba para seguir enamorando al público, de corta memoria, con las bobadas que le pedía Univision.

No solo lo pusieron a bailar en “Mira quien baila” sino que también le dieron un “guiso” en “El Gordo y la Flaca” donde intentaba dar noticias, pero ni se le entendía lo que hablaba. Lo tenían como un bufón, pero eso era importante porque no es un secreto que la justicia se ciega con el “brillo” de las figuras públicas.

También estrenó su serie en Nuevón, en la cual buscaba novia. El episodio más memorable, sobre todo para las mujeres, es cuando acude a un servicio de “speed dating”, donde trata a una cubana de fea, de otra se burla porque le comió el pan, etc… Ahora lo justificarán diciendo que eso era actuación.

Una pena que no fuera así de graciosito con sus familiares, aquéllos que siempre estaban para él.

En esa serie, precisamente, sale su manejadora Angie García, la misma que dijo hace unos días que no había dinero para enterrar al “Macho” en Nueva York. Sin embargo, viendo uno de los episodios se me ocurre sugerirle que vendan o fundan la ostentosa cadena que usaba el exboxeador.

Así, sacarán dinero para enterrarlo y quizás hasta sobra para hacerle el monumento que seguramente a alguien se le ocurrirá pedir en su honor. Es la mejor forma de hacerle justicia a todos aquéllos que el “Macho” intimidó durante su paso por la vida.

Mejor es que ese tributo se haga con el dinero de sus amigos y familiares y no con el del pueblo, que sufre a diario por culpa de la violencia del narcotráfico, negocio al que el “Macho” daba alas al asociarse con gente de dudosa reputación (como el amigo que resultó muerto al lado suyo) y al consumir cocaína y marihuana, como lo evidencian sus análisis de sangre.

¿Homenajes? Que le hagan los que quieran, pero que en todos se diga que si vives como el “Macho” acabarás muerto a balazos.

Por lo demás, que en paz descanse.

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