El éxito en el boxeo llega con sudor y sacrificio

Neuky Santelises (izq) durante una sesión de guanteo con su entrenador Martín González, en el gimnasio Gleason's, de Brooklyn.

Neuky Santelises (izq) durante una sesión de guanteo con su entrenador Martín González, en el gimnasio Gleason's, de Brooklyn. Crédito: <copyrite>EDLP</copyrite><person>NUBE URGILES< / person>

NUEVA YORK — “Soñar no cuesta nada”, reza el refrán. Pero concretar la ilusión de coronarse un día campeón mundial de boxeo implica mucho sacrificio.

Empapados en sudor, varios muchachos hispanos labran en un gimnasio esos sueños. Algunos ya han peleado a nivel profesional, los menores apuntan al famoso torneo ‘Guantes de Oro’ antes de dar el salto al profesionalismo, pero todos sudan la gota gorda.

En el famoso Gimnasio Gleason de Brooklyn encontramos a varios prospectos, de diferentes nacionalidades.

Neuky Santelises, nacido en República Dominicana, contó que vino a Estados Unidos a los 10 años, y empezó a boxear a los 19, “un poquito tarde” y eso “porque en la escuela me estaba yendo mal y me sacaron del equipo de béisbol”; era lanzador.

Bajo la mirada del nicaragüense Martín González, Santelises peleaba anoche por segunda vez como profesional en el Resorts World Casino de Queens, contra Micah Branch.

“Ahora estoy peleando como profesional y trabajo como entrenador personal de boxeo y ejercicios físicos”, dijo el prospecto de 24 años.

Como no tiene agente ni promotor, Santelices indicó que para asegurar una pelea tiene que vender cierto número de boletos.

“Ellos pagan un 10% de los tickets que vendo y eso le doy a mi entrenador Martín González, que me entrena de gratis, por eso le doy ese porcentaje”, reveló. “Y a mí me pagan —no es mucho— $800, $1,000 por cuatro rounds”.

El joven se mostró agradecido con su entrenador, Martín González, de Nicaragua, por lo que le ha ayudado. “El es buena gente, sabe lo que está haciendo; es como un padre para mí, lo quiero mucho”, dijo.

Seguidor del extinto ex monarca nicaragüense Alexis Argüello, para forjarse su carrera como boxeador Santelises trabaja como entrenador personal y espera volver a la universidad para estudiar terapia física.

“Como en cuatro o cinco años, me visualizo como campeón del mundo de las 130 libras, estoy trabajando bien fuerte para eso”, señaló Santelises, quien admira a Miguel Cotto por “su estilo bien agresivo, su pegada y porque también es un boxeador bien serio”.

“Quiero pedirle a mi comunidad hispana y dominicana que me apoyen y decirles que pronto van a tener un gran campeón en las 130 libras”, finalizó.

Joselito González espera superar la hazaña de su progenitor y entrenador, Martín González. Cuenta que a sus 16 años ya ha ganado un título amateur en las 132 libras.

“Me siento orgulloso de que he ganado el torneo porque nunca sentí que yo podía ganar, pero lo hice, entrené fuerte, y gané el torneo”, expresó.

“En diciembre 15 voy a pelear aquí en el Gleason’s y vamos a ver si logramos otra victoria”, agregó Joselito, cuyo sueño próximo es participar en el torneo de los ‘Guantes de Oro’.

Pero su ambición va más lejos. Dice que quiere superar la actuación de su papá, quien representó a Nicaragua en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, donde perdió en la primera pelea.

“Yo quiero ser mejor que mi papá. Quiero llegar a ser campeón olímpico y profesional”, resumió el joven que en la mañana acude a la escuela y luego se dirige al gimnasio, para entrenarse durante dos horas.

Joselito contó que empezó a boxear a los siete años en Gleason’s, aunque a esa edad no lo tomaba en serio. Ahora en cambio, le duele si su papá lo castiga privándole de ir al gimnasio a entrenar si ha sacado malas calificaciones en la escuela.

“A mí me gusta Alexis Arguello, Oscar de la Hoya, un par de boxeadores que puedo decir que quiero ser como ellos porque fueron campeones”, manifestó el adolescente, cuya mamá es dominicana.

Marcos Hernández también comenzó en el boxeo un poco tarde: a los 17 años. Como Santelises, antes practicó béisbol antes de dedicarse al deporte de las ‘narices chatas y orejas de colifor’, sólo viendo peleas por televisión.

Ahora tiene 24 años, ya completó los dos años de ‘college’ y ahora trabaja en un restaurante a fin de ahorrar para continuar sus estudios universitarios en administración de negocios, que le resulta muy cara.

Es que Marcos es el único de los cuatro hermanos que no tiene la ciudadanía estadounidense porque nació en México, casi por accidente.

“Yo iba a nacer acá pero mis papás se fueron de emergencia porque uno de mis abuelitos estaba enfermo”, narró.

“Nací en México, mis papás me trajeron aquí a los siete años, aquí me crié, acudí a la escuela, pero para seguir estudiando (en la universidad) está más duro, no nos ayuda mucho el gobierno”, comentó.

Y aunque dice que ya presentó su petición del ‘Dream Act’ (Programa de Acción Diferida para jóvenes indocumentados, aprobada por el presidente Barack Obama en junio), todavía está esperando.

“Ya apliqué, en septiembre fui para las huellas, pero todavía estoy esperando, no me ha llegado nada”, indicó.

“Es muy difíil”, dijo sobre el trajín de combinar estudios, trabajo y práctica del boxeo porque ha tenido que estudiar a tiempo parcial, tomando unas cuantas clases “y después para venir a entrenar, el cuerpo ya no da más. Pero tengo que echar ganas para salir adelante”, acotó.

Llegó a dos finales en el torneo ‘Guantes de Oro’, en las 123 libras, pero considera que perdió por su poca experiencia; sin embargo, Marcos anhela convertirse en profesional este mes o en enero para seguir los pasos de sus compatriotas Juan Manuel Márquez, su boxeador favorito del momento; y del gran Julio César Chávez, padre.

“Yo quiero pelear profesional, ojalá que me vaya bien; si no, seguir estudiando, tener ésto de refuerzo, agarrar un trabajo para salir adelante”, añadió.

Ariel López, nacido hace 16 años en México, practica el boxeo para distraerse “y no estar en la calle”.

Pero también tiene en mente sacar adelante a sus progenitores, especialmente hacer sentir orgulloso a su papá, quien en su juventud practicó la lucha libre, pero no llegó a brillar.

“Yo quiero hacer feliz a mi papá, enseñarle que puedo seguir adelante”, señaló

¿Cómo combina estudio y entrenamiento?

“Cada cosa tiene su tiempo”, responde a la pregunta de cómo combina estudio y entrenamiento. “Cuando estoy en la escuela, es la escuela; y cuando estoy en el gym, es el gym”.

Su objetivo es emular a su compatriota Saúl ‘Canelo’ Alvarez “porque le echa ganas y ya es famoso a los 22 años… Yo quisiera ser un día como él”, aunque admira a Juan Manuel Márquez.

Su mamá, Beatriz Juárez, presencia la práctica en el cuadrilátero principal del Gleason’s y, como si fuera otra entrenadora, no se amedrenta a la hora de gritar a su hijo lo que tiene que hacer. Pero cuando Ariel sangra por la nariz dice que eso no le gusta.

¡Gajes del oficio, doña Beatriz!

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