Crecer como persona está a tu alcance
Muy a menudo, la rutina nos distrae y nos aleja de nosotras mismas. Antes de llegar a la edad adulta,…

Crédito: Flickr.com
Muy a menudo, la rutina nos distrae y nos aleja de nosotras mismas. Antes de llegar a la edad adulta, tenemos la posibilidad de crecer como persona, de transformarnos en la mujer que queremos ser, o en la que desde pequeñas hemos soñado convertirnos. Cuando somos adultas, quizás porque asumimos nuevas responsabilidades, que son cada vez mayores a las que hemos tenido jamás y que nos pueden sobrecoger, nos empeñamos en superar ese reto con creces, prestando menos atención a nosotras mismas. Nos centramos en el qué y dejamos de lado el cómo. Así, cada vez nos corresponden mayores responsabilidades: primero buscar y mantener un trabajo, después alquilar un lugar donde vivir, más tarde conseguir una relación sentimental estable y que nos satisfazca y, finalmente, tener a nuestros hijos, de quienes vamos a cuidar el resto de nuestras vidas. Sin olvidar, a su vez, la mochila que llevamos cargando: nuestra pareja, nuestra familia y amigos, el trabajo y la vivienda. Así, ocupadas en muchas cosas, dejamos de reflexionar, de descubrir, de interesarnos por experimentar, de sorprendernos aprendiendo, de observar y de escuchar.
Por eso, es imprescindible ser consciente de esa falta de tiempo y espacio para nosotras mismas, de esa necesidad de pararse a pensar si, ante tanto ajetreo, lo estamos haciendo de la forma que nos gusta. No de la manera en la que la gente lo ve bien, no de la forma en que funciona, no como gustaría a nuestros padres o a nuestra pareja. No, como nos gustaría a nosotras, a esa niña chica que soñaba convertirse en una mujer adulta. Tenemos que pensar de vez en cuando si somos la clase de persona de la que nosotras, de pequeñas, nos hubiéramos sentido orgullosas y hubiéramos tomado como modelo a seguir.
Para crecer personalmente, lo más básico es recordar nuestra infancia y preguntarnos si somos fieles a nuestros valores más arraigados, después de habernos cuestionado si éstos son válidos. Si nos damos cuenta de que estábamos en lo cierto teniendo determinadas convicciones y que hay algo en la actualidad que no acaba de encajar con ellas, entonces ya tenemos la clave para crecer: nuestra voluntad. Hay mil formas de crecer como persona, pero nuestra voluntad es fundamental. Abrir la mente también es importante, puesto que todo lo que absorbamos nos puede ayudar.
Viajar siempre es la forma más completa de crecer, pero podemos optar por hacerlo a pequeñas dosis. ¿Qué nos aporta un viaje? Nos confiere nuevos retos, que puedes buscar en casa o en el trabajo. Nos permite conocer gente nueva: apúntate al gimnasio o a algún curso que te motive. Nos da la oportunidad de estar a solas: puedes organizarte e irte un fin de semana a algún balneario o a un hotel. Viajar conlleva tener tiempo para nosotras, para pensar. Puedes leer, escribir o reflexionar cada día antes de irte a dormir.
Crecer está al alcance de cualquiera, pero lo importante es saber cómo queremos crecer y hacia qué dirección, teniendo siempre en cuenta los principios que construimos siendo pequeñas.