Encaja el presupuesto familiar a tus vacaciones

Las vacaciones y el presupuesto familiar no tienen porqué ir reñidos el uno con el otro. Sólo es cuestión…

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Crédito: Flickr.com

Las vacaciones y el presupuesto familiar no tienen porqué ir reñidos el uno con el otro. Sólo es cuestión de saber gestionarlos y de tener en cuenta algunas cosas.

Ante todo hay que saber priorizar. Si tu objetivo es ceñirte al presupuesto, deberás pensar en lo más básico de unas vacaciones. ¿Quieres desconectar? ¿Deseas vivir experiencias nuevas? ¿El objetivo es que tus hijos se lo pasen bien? ¿Aprovechas las vacaciones para viajar? Tus vacaciones van a depender de tu idea inicial. Así que si lo que quieres es no pensar en la rutina, quizás alquilar un hotel en la playa ya será suficiente, sin tener que ser un sitio que derroche lujo por doquier. Si lo que prefieres es experimentar, probablemente te convendría más alquilar un albergue o ir a algún refugio de montaña y hacer algunas actividades al aire libre. Si las vacaciones son con tus hijos, debes pensar en ellos para que se lo pasen bien y, a la vez, se den cuenta que para ti lo fundamental es pasar juntos las vacaciones, aunque para ello tengas que adaptarlas a sus gustos. Así te los habrás ganado, seguramente, durante sus años de adolescencia. Por último, si lo que quieres es viajar, seguro que encuentras billetes baratos y alojamientos muy asequibles. Si no te obsesionas con el dónde sino en el cómo, podrás viajar sin sobrepasar tu presupuesto familiar.

Una vez hayas priorizado, deberás pensar en cómo sustituir aquello que cuesta dinero por algo más económico. Todo es posible, pero hacen falta grandes dosis de imaginación y creatividad. Quizás puedes alquilar un apartamento y así cocinas en casa en vez de pagar día y noche un restaurante. También puedes practicar deportes gratuitos como el senderismo en la montaña o la natación en la playa. Incluso puedes organizar actividades con tus hijos para que en su tiempo libre se entretengan con algo diferente y barato, como pueden ser las manualidades o el turismo.

Por último, se trata de disfrutar de las vacaciones. Intenta no pensar en que podrías aspirar a algo mucho mejor o que desearías estar en alguna otra parte, haciendo algo diferente. La clave está en fijarse en las pequeñas cosas que dan sentido a nuestra vida, y también a nuestras vacaciones porque, quizás, no podemos hacerlas durante el año. Un paseo nocturno por la playa, disfrutar de un amanecer, leerles cuentos a los niños hasta que caigan dormidos, jugar con ellos, leer por puro placer, observar el cielo y contar las estrellas fugaces. Cualquier cosa es válida porque, al fin y al cabo, lo que vale la pena no cuesta dinero.

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