Olvido de hispana de El Bronx termina en una pesadilla

Una gorra y el cansancio provocan una odisea en una tienda de El Bronx

Ana Matos muestra el recibo con las compras que realizó en la tienda de Kmart.

Ana Matos muestra el recibo con las compras que realizó en la tienda de Kmart. Crédito: Zaira Cortés / EDLP

Nueva York — Para Ana Matos, una próspera empresaria y madre de tres niños, las compras navideñas concluyeron en una pesadilla en un tienda departamental de El Bronx.

La mujer, propietaria de una guardería desde el 2002 y de la marca de sazón natural ‘Ana del Campo’, que se distribuye en 14 supermercados del área metropolitana, acudió con sus hijos al Kmart de Bay Plaza, en Co-op City, en vísperas de Navidad, en donde adquirió más de $300 en juguetes y ropa.

Matos cuenta que al inicio de sus compras, que duraron unas dos horas, se colocó una gorra de $9.99 con la intención de comprarla. Luego de mirarse al espejo y convencerse de que le gustaba, continuó recorriendo la tienda con la prenda puesta, que exhibía la etiqueta y el precio.

La dominicana expresó que por el cansancio luego de varias horas de trabajo, olvidó que usaba la gorra, hecho que no le hizo notar la cajera al pagar los demás productos, a pesar que la etiqueta era fácilmente visible.

Al cruzar la primera puerta, un empleado le pidió el recibo de compra -que marcó como aprobado- y supervisó los productos en el carrito, pero tampoco le advirtió acerca de la prenda que supuestamente olvidó pagar.

Matos esperó algunos minutos por su esposo y antes de salir, un guardia de seguridad la detuvo, indicando que no había pagado el producto.

La mujer alega que inmediatamente fue víctima de coerción, pues los empleados la presionaron para firmar una carta en la que se declaraba culpable de robo.

“Me llevaron a una especie de prisión y me hostigaron hasta aceptar un delito que no hice”, dijo Matos, quien afirma ser cliente de Kmart por varios años. “Alguien que quiere robar algo no lo exhibe en público, lo oculta. No fue mi intención y las cámaras pueden probarlo”.

Según la mujer, activa integrante de la iglesia pentecostés Reconciliación, el guardia de seguridad le informó que es política de la tienda que al cruzar la segunda puerta con una prenda sin pagar, se considera un robo.

“No me dieron opciones. Dijeron que no importaba cuanto gasté, que otros gastan mucho más y los sorprenden robando”, enfatizó.

La residente del vecindario de White Plains recibió una carta de la oficina de abogados Michael Ira Asen, P.C., de Kmart, que demanda el pago de $75 -en un plazo de 30 días- por compensación de un reclamo civil, bajo la Ley General de Obligaciones 11-105 del Estado de Nueva York.

Esta ley ofrece a las compañías la autoridad para ejercer acciones civiles -que no representa récord criminal- en contra de personas acusadas de hurto, sin esperar por una condena o resolución de un caso, y permite obtener hasta cinco veces el valor del objeto robado.

Kmart, y otras tiendas departamentales, mantiene como política la demanda civil en casos de hurto, bajo el argumento de resolver la situación sin una acción legal, que podría representar un mayor problema para el supuesto ladrón.

El Diario llamó a Kmart en Bay Plaza y una empleada indicó que el gerente no podía atender la llamada, pero un guardia de seguridad, que no quiso dar su nombre, explicó que el olvido es un alegato común que usan clientes en casos de hurto, y que el proceso no se detiene por esta disculpa.

Apuntó que la política de la tienda especifica que luego de pasar las cajas, y al cruzar el ‘área negra’ (segunda puerta) con un producto sin pagar, se inicia el procedimiento de seguridad, y que la tienda ofrece al cliente la oportunidad de elegir un multa civil en lugar de una acción legal, pero en ningún momento se usa la coerción para ello.

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