Pequeño paso positivo

Repetidamente cuando me embarco en la interminable discusión de la necesidad de una reforma migratoria con quienes se oponen férreamente a ella, se me cuestiona el por qué los inmigrantes indocumentados no se ocupan en legalizar su situación ilícita, en lugar de exigir una amnistía.

La confusión sobre este tema es más común de lo que podría pensarse. La razón es simple y se podría definir con una frase “indocumentado un día, indocumentado por siempre”. Dicho de otra forma, cuando una persona acumula tiempo sin estatus legal dentro de Estados Unidos, es imposible, de acuerdo a la ley vigente, que pueda regularizar su situación. Es decir, no se trata de que no deseen obtener sus papeles, simplemente no hay un camino trazado que puedan seguir.

La ley dispone que una vez que el trámite migratorio de una persona ha sido aprobado, y cumplido un periodo de espera determinado, el inmigrante debe ajustar su estatus saliendo del país para recibir su visa en la embajada o consulado de origen. Y aquí viene la trampa, ya que la ley también señala que en el caso de los inmigrantes no autorizados, al salir del país no puede regresar hasta después de tres años, si estuvieron indocumentados por menos de 180 días, y hasta después de 10 años, si estuvieron indocumentados porámas de 180 días.

Adicionalmente la normativa dispone que los inmigrantes no autorizados pueden pedir un perdón estando afuera del país si pueden demostrar que su ausencia es causa de grave perjuicio para su cónyuge, hijos y padres estadounidenses.

En otras palabras, en un absurdo jurídico sin precedentes. Se les dice a estos inmigrantes: “Ustedes son bienvenidos como nuevos inmigrantes, pero salgan del país y regresen después de 10 años”.

Obviamente nadie en su sano juicio vas a optar por una medida de este tipo, viéndose entonces obligados los inmigrantes no autorizados a permanecer en un limbo migratorio para no tener que separarse por un periodo tan ridículamente largo de sus familiares inmediatos y sus comunidades.

El año pasado la administración Obama anunció la implementación de un plan que permitiría a los inmigrantes no autorizados con casos migratorios aprobados y cuyos cónyuges o padres sean ciudadanos estadounidenses a tramitar el perdón dentro de los Estados Unidos, y con esa garantía legal, viajar a sus países de origen a reclamar su visa.

El plan arranca el 4 de marzo y es definitivamente un paso pequeño pero positivo para comenzar a resolver el dilema migratorio insostenible que enfrenta el país, y para mantener unidas a las familias de los inmigrantes indocumentados, muchos de ellos viviendo en hogares con estatus legal mixto.

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