El chavismo y las lecciones de Nikita Kruschev

Seguidores de Hugo Chávez portan una imagen del mandatario venezolano durante una 'inauguración' simbólica de su nuevo mandato.

Seguidores de Hugo Chávez portan una imagen del mandatario venezolano durante una 'inauguración' simbólica de su nuevo mandato. Crédito: ap

En 1956, el líder de la Unión Soviética, Nikita Kruschev, dio su famoso “discurso secreto” a los delegados del Partido Comunista, y cometió lo que hasta ese momento hubiera sido herejía: criticó al fallecido líder soviético, Josef Stalin, por su brutalidad y al resto de la clase política por haber construido un “culto de personalidad.”

Con el discurso, Kruschev comenzó a desplazar a Stalin como líder espiritual y abrir una brecha estrecha que permitió una reflexión sobre los excesos del periodo estalinista.

Tres décadas después presenciaríamos la culminación de esa apertura, la caída de la “cortina de hierro” en 1989. El primer paso fue de desmantelar la unión entre líder y estado.

Hugo Chávez sigue en un hospital en Cuba, no ha aparecido en público por más de un mes, y fue ausente en su inauguración el jueves pasado. Ya no es capaz de gobernar. Venezuela requiere una transición a un liderazgo nuevo.

El primer paso de esa transición debería ser el desmantelamiento del culto de personalidad dentro del chavismo, el que mantiene que Chávez y el estado son inseparables.

Pero el alto comando chavista parece incapaz de aceptar las lecciones de Kruschev. El vicepresidente Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, líder de la Asamblea Nacional, niegan que Chávez es mortal y en su ausencia hacen lo posible para envolverse en la manta chavista. En vez de seguir los pasos de Kruschev, tratan de fortalecer el culto.

Es cierto que Chávez fue reelegido con una victoria contundente. El chavismo parece una fuerza dominante en Venezuela.

Pero la necesidad de mantener la ficción de que Hugo Chávez sigue en control aunque está por morirse, y de insistir que no es posible distinguir entre el estado venezolano y el cuerpo de Chávez, desmienten esa supuesta fuerza. Si el estado y Chávez coinciden, ¿será que Maduro y Cabello están admitiendo que el estado también tiene cáncer? Con eso yo estaría de acuerdo.

Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain