La resaca de los olvidados

Todavía suena y seguirá sonando para largo la decisión de los periodistas de la Asociación de Escritores de Beisbol (BBWAA) de no llevar a nadie al Salón de la Fama de Cooperstown en la votación de la pasada semana.

Suena así porque fue la primera vez que se sometieron nombres que con los números a la mano, y vistos a distancia del escándalo por uso de sustancias prohibidas, en otra época les habrían dado su boleto de manera indiscutible.

SANCIÓN MORAL… Ya que no hubo otra, pero por esa vía se posterga a Barry Bonds y Roger Clemens y, en mi opinión, se sepulta cualquier opción a futuro de Sammy Sosa.

Bonds, siete veces MVP, dueño del récord de 762 jonrones de por vida y único hombre en la historia con 400-400 [jonrones y bases robadas], tuvo un 36.2% de apoyo en esta primera prueba. Muy alto para alguien con la imagen destruida por los medios.

Clemens, ganador de 7 Cy Young y dueño de 354 victorias en su carrera, tuvo un respaldo del 37.6, logrado sobre las imágenes todavía frescas de su paso por cortes con abogados y testigos en contra que lo acusaban de ser un consumidor de esteroides.

La lectura inicial de estos dos casos deja claro que los han apoyado de esa manera debido a que ambos, si pecaron [y yo creo que pecaron], lo hicieron antes de 2002 cuando no estaban prohibidos los esteroides.

Sanción moral se llama y eso permite suponer que con el paso de los años y cuando se admita que la década nefasta de los 90’s fue algo malo que le pasó al beisbol, como el racismo que derrumbó Jackie Robinson, estos hombres llegarán al Salón de la Fama.

EFECTO DOMINÓ: Eso parece, por la manera como los votantes se cargaron la ilusión de Craig Biggio (68.2), Mike Piazza (57.8) y Curt Schilling (38.8). Había tal prevención a la hora de asignar votos que ni los que los merecían los consiguieron.

Creo que los 3,060 hits de Biggio con .287 turnos y sus 291 jonrones le debieron dar su lugar en Cooperstown, pero se quedó corto.

Por Piazza, el mejor bateador de jonrones de la historia, como receptor, con 427 y .308 al bate y por Schilling [216-146], este columnista no habría votado.

SELIG VELEIDOSO: Con el beisbol en crisis tras la huelga de 1994, Bud Selig quería que la gente volviera a los parques y por eso se hizo el de la vista gorda cuando apareció aquel festival de batazos que tuvo su clímax cuando Mark McGwire Y Sammy Sosa construyeron su histórica rivalidad.

Selig no dijo nada, pero el ortrora artillero cubano, José Canseco, sí sacó a luz algunos secretos y entonces quedó al descubierto la culpa por omisión del Comisionado que, feliz con la locura del show de jonrones con asterisco, no dictó medidas para regular el uso de sustancias y dejó que los números de una generación de peloteros fantásticos quedaran cuestionados.

GRAFITTI: “Si los que votaron hace una semana para el Hall Of Fame hubieran votado en otra época, un racista confeso como Ty Cobb jamás habría llegado a Cooperstown”.

Luego la seguimos.

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