La herencia de Martin Luther King

El día de la inauguración, mientras que el presidente Barack Obama se juramentaba, nuestra organización Familia Latina Unida marchaba frente a la embajada de Ciudad de México y también en Chicago.

Lo que exigíamos era que el presidente Obama declarara una moratoria inmediata que pare las deportaciones y la separación de familias.

Algunas personas pueden preguntar ¿por qué nos hemos enfocado en el presidente Obama, ya que el mismo día, él expresó su compromiso de lograr la aprobación de una reforma migratoria integral? La respuesta tiene que ver con cosas inmediatas pero también se basa en la historia a largo plazo.

Desde el punto de vista inmediato, sólo el presidente puede parar las deportaciones, mientras el Congreso debate sobre qué clase de reforma migratoria va a aprobar.

En el mejor de los casos, el Congreso aprobará alguna clase de reforma en agosto de este año. Luego la administración tiene que decidir cómo implementarla. Mientras sucede todo esto, otros 500,000 serán deportados si el presidente Obama sigue con las actuales prácticas.

Pero si Obama en realidad está de nuestro lado, ¿para qué pretendería deportar a 500,000 de nuestra gente, padres y madres de ciudadanos norteamericanos, que él mismo dice desea legalizar?

Visto desde el punto de vista de la historia estadounidense, la cosa luce más complicada. Desde el comienzo del país, siempre ha habido una lucha entre los “derechos de los estados” y el gobierno federal. Por razón del racismo y de la historia de segregación, hay algunas zonas en el país donde mucha gente de raza blanca vive separada y no reflejan la composición del país en su totalidad. Los que dicen estar luchando a favor de los “derechos de los estados” prácticamente tratan de preservar estas concentraciones de gente de raza blanca para mantener el resto de la nación como rehenes.

En los años ’60, la consigna de los segregacionistas era de defender los “derechos de los estados”. El Dr. Martin Luther King sabía que en realidad la consigna “derechos de los estados” significaba “supremacía blanca”.

El movimiento a favor de los derechos civiles concentraba sus esfuerzos en lograr que el gobierno federal pusiera en vigor la constitución en aquellos estados de mayoría blanca para que los afroamericanos pudieran gozar de plenos derechos, inclusive del derecho al voto. Enfocaban su presión primero al presidente Kennedy y luego al presidente Johnson. La marcha histórica a Washington fue, de hecho, una manifestación cuyo propósito fue presionar al presidente Kennedy para que su gobierno federal actuara.

Actualmente tenemos el mismo problema. Los votantes latinos mostraron su fuerza con su numerosa participación en las elecciones pasadas. Aun así, hay muchos distritos congresionales cuyas fronteras han sido diseñadas de tal manera de dar a la gente blanca una mayoría grande y eso impide la reforma migratoria.

De hecho, en noviembre pasado, más personas votaron por candidatos demócratas para la Cámera de Representantes que por republicanos, pero los republicanos mantienen su mayoría por razón de la forma en que se diseñaron las fronteras de los distritos.

El movimiento “Tea Party” (fiesta de té) ha desatado una guerra en contra del gobierno federal, a favor de los “derechos de los estados”. Eso no es sino un disfraz para que la gente blanca mantenga un control único sobre el gobierno federal. Eso es lo que “derechos de los estados” significa en realidad.

Con el pasar del tiempo, los latinos, afroamericanos y asiáticos estaremos en todas partes. Por lo pronto, tenemos que bregar con “los derechos de los estados”. Por eso es que nos concentramos en presionar al presidente Obama, el único oficial elegido por el país entero. Como fue el caso en la lucha pro derechos civiles, tenemos que obligarlo para que actúe, de poner alto a las deportaciones y separación de familias, para que nuestra lucha marche adelante.

La moratoria también es nuestra seguridad de que el presidente no acepte una legislación que deje fuera a millones de nuestra gente. Queremos que el presidente tome una posición sobre quien puede permanecer – y quien puede regresar.

Además, si logramos ganar la moratoria, no estaremos bajo presión de aceptar cualquier legislación inadecuada que los republicanos están dispuestos a conceder. Nuestra posición más fuerte es exigir que el presidente nos entregue la moratoria que pedimos, porque nosotros le hemos entregado la Casa Blanca.

El presidente Obama optó por celebrar su segunda inauguración en la ocasión del natalicio del Dr. Martin Luther King. Si el Dr. King estuviera vivo, estaría marchando con nosotros. De eso estoy segura.

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