Techo de deuda: congreso pone su sueldo en la mesa

La mayoría republicana en la Cámara de Representantes de Estados Unidos concedió hoy tres meses adicionales para negociar un aumento del techo de deuda con la Casa Blanca, al tiempo que exigió un plan presupuestario si los legisladores no quieren que se les bloquee el sueldo.

Techo de deuda: el congreso pone su sueldo sobre la mesa y echa a andar un plan llamado "Sin presupuesto no se paga".

Techo de deuda: el congreso pone su sueldo sobre la mesa y echa a andar un plan llamado "Sin presupuesto no se paga". Crédito: AP

Washington.- En un movimiento que los demócratas consideraron una victoria y los republicanos ven como la única manera de desbloquear un debate que dura ya años, la Cámara de Representantes acordó por mayoría un plan que han llamado “Sin presupuesto, no se paga”.

La propuesta, que la mayoría demócrata del Senado ha dicho que apoyará, consta de varias partes: una suspensión del techo de endeudamiento hasta el 19 de mayo y la obligación de que se cierre un plan presupuestario antes del 15 de abril, con la amenaza de que se dejen de pagar los sueldos a los legisladores si no hay consenso.

Algunos senadores demócratas han puesto en duda que la Constitución y la normativa del Congreso permita suspender el pago de sueldos a los legisladores, ya que estas atribuciones no se pueden modificar en pleno mandato de las Cámaras.

La novedosa medida de presión quiere acabar con un desacuerdo de más de dos años, que ha hecho que el proceso rutinario de aumentar el nivel de endeudamiento del Gobierno federal, actualmente en los 16,4 billones de dólares, ponga a la primera economía mundial al borde de la suspensión de pagos.

La medida aprobada hoy con 285 votos a favor y 144 en contra, evita que los republicanos sean vistos como responsables de una profunda crisis de credibilidad para la economía estadounidense en los mercados internacionales, ya que la superación del actual límite de deuda era inminente.

El portavoz de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, se mostró favorable a la iniciativa promovida por el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, a quien agradeció que “hayan decidido cambiar de rumbo, y optar por aprobar una ley que desactiva otra pelea sobre el techo de la deuda”.

Mientras tanto, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo que lo ideal hubiese sido un aumento “a largo plazo” del techo de deuda y celebró que los republicanos hayan decidido desvincular el límite de endeudamiento de “su agenda ideológica”.

Los republicanos quieren que el debate se centre ahora en la necesidad de recortes con un horizonte de 10 años para evitar la ejecución de fuertes reducciones de gasto progresivo por valor de 1,2 billones de dólares, especialmente en Defensa, a partir de marzo.

Los desacuerdos en política presupuestaria y el nivel de endeudamiento, disparado durante la presidencia de George W. Bush y ampliado por Obama, ya hicieron que la calificación de la deuda estadounidense perdiera en el segundo semestre de 2011 la prestigiosa triple A.

Los recortes automáticos son parte del melodrama del llamado “precipicio fiscal”, que fue evitado parcialmente a principio de mes, con un acuerdo para aumentar los impuestos solo a los ingresos superiores a los 400,000-450,000 dólares anuales y que retrasaba otras decisiones espinosas.

Entre los puntos de desacuerdo, está la presión de los republicanos para que se apruebe un presupuesto que contemple recortes en programas de sanidad como el Medicare, para jubilados y discapacitados, y el de Seguridad Social (Pensiones).

El presidente estadounidense, Barack Obama, quiere que se incida en una reforma del código impositivo, que permita un aumento de los ingresos, algo en lo que los republicanos no están dispuestos a ceder.

“Los que necesitamos ahora es ponernos serios con unos presupuestos equilibrados para los próximos diez años que permitan a Estados Unidos recuperar el camino sostenible”, dijo hoy en rueda de prensa Boehner.

Los republicanos también han aceptado retirar la exigencia de que por cada dólar que se aumente el techo de deuda se apruebe un recorte presupuestario equivalente, algo que facilitará una relajación de los ánimos con los demócratas, al menos durante unos meses más.

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