Dolores y yo
Nos vimos cara a cara pocas veces. Una de ellas fue en los ochenta, en INTAR, el teatro neoyorquino en la calle 42, cuando una de tus obras fue puesta en escena. Hablamos por unos minutos, entre otras cosas del oficio del actor, que es el de mentir en público.
Uno de los dos dijo que el escritor hace lo opuesto: dice la verdad. Tu dijiste la verdad como pocos: valientemente, sin excusas.
Pero nuestro diálogo fue amplio. Usamos como conducto los periódicos. Cada vez que yo acuñaba una columna con la que tú disentías, tú lo hacías saber enfáticamente aunque siempre de forma amena, cordial.
En una ocasión yo respondí a tu respuesta, lo que nos inspiró a continuar la conversación por vía electrónica. Hallar un asiduo lector, metódico y desenfadado, que también sea un maestro en el arte de la conversación, es poco frecuente. Perderte es perder una parte de mí.
Ayer releí Coser y cantar (1981), tu fantasía espanglishada en un acto para dos mujeres, Ella y She, que en realidad son una sola. Los personajes de Ella y She son uno solo, así como en “Borges y yo”, sólo que tú bifurcas el lenguaje, conviertes al español en el anverso del inglés y viceversa. Y haces algo más: te burlas de la frivolidad al tiempo que le rindes tributo.
Fui por años un lector asiduo de tu columna “Dolores Dice” en la revista Latina. Al comentárselo ayer a una amiga, ella dijo que tú sabías cómo hablarle a las mujeres. No es cierto: sabías cómo hablar, punto.
Me inquieta que tu fallecimiento haya ocurrido casi simultáneamente al de Pauline Phillips, también llamada Abigail Van Buren, o mejor dicho: Dear Abby. La soltura de ambas, saber cómo decir las cosas no sólo en pocas palabras sino en las palabras apropiadas, es admirable.
Alguien debería juntar esos textos tuyos en un libro. Las generaciones futuras sabrán aplaudir la manera en que ejerciste la confianza.
Te extrañaré, Dolores. Pese a que la esperemos, la muerte siempre es inesperada. Me embargó la tristeza al recibir la noticia de la tuya, a los 69 años. Afortunadamente, me queda tu literatura.